HA MUERTO UN POBRE DÍA

Ha muerto un pobre día,
y sin embargo, el día es otro día,
uno de esos que mueren a puñaladas,
sin que los mate nadie, aunque le asesinan,
a insultos de alto copete,
con acento inglés pero malo.
Y no importa quien lo mata,
quien empuña el puñal,
quien le asesta con ahínco,
el primer o el último golpe.
El caso es que muere de mala manera.
Luego vendrá el intelectual de turno,
y hablará de momentos "sesgados",
de hermosa muerte para llevarla a una novela.
Nosotros nos miraremos con caras de no saber,
de no entender, de ser menos o mas,
que esos intelectuales, nacidos para matarnos a palabras,
para epatar con sus modos de la universidad inglesa,
o americana, redondos como donuts,
con agujero en el centro llenos de vacío,
vaya usted a saber para qué tanto agujero en la nada.
Pero el día no sabe idiomas,
no entiende de sesgos, no le epata cualquiera,
por mucho que haya leído a Sartre o a Camús.
Y se ve morir sin alharacas,
sin que le pongan una calle,
sin que le den otro día para morir mejor,
no se reúnen para éso en la alcaldía.
Solo es un día de esos que pasan con pena,
de lo mucho que pasa y lo poco que sirve,
éso que está pasando.
Y a nadie le puede interesar que,
haya muerto de tan mala manera.
Seguro que ni se han percatado
"-¿Que han matado a un jueves?
Pues no han dicho nada en la tele-"
Me importa a mí,
claro que yo tampoco sé idiomas,
y me puede epatar cualquiera.

mabel escribano
d.r.
imagen: Brasso