El lobizón en las casas del paisano ( serie: historias extraordinarias)

poema de Luis Reis

En el pasado el gaucho rural, el vaquero de las Pampas, proporcionó el modelo lingüístico con el cual se
identificaban Argentina y Uruguay en la literatura y
en la vida cotidiana. Hoy el gaucho real es tan raro como el cowboy americano; se dice que hoy no existen mas gauchos y si "paisanos", entendiendo así que hay
diferencias entre unos y otros. Mas la esencia del habla gauchesca es una combinación de unidades léxicas, formas morfológicas populares y erosión fonética. Palabras y expresiones típicamente gauchescas son por ejemplo: "a la maula", expresión de asombro;
"pucho", inmediatamente; chinchulines/chunchulines,
'tripa de cordero o de vaca asada', etc. Muchas de estas palabras han sido aceptadas por el español general del Río de la Plata y se han extendido a los días de hoy. Una de esas expresiones es:"las casas"; expresión que se usa hasta el día de hoy, lo correcto seria decir "me voy a casa" o "me voy para mi casa" Algunas personas aun dicen me voy para "las casas", y es que esta expresión en plural no está del todo mal, ya que en el medio rural existen varias casas en el terreno de la finca rural. En las piezas de enfrente se encuentra una sala de estar y luego los dormitorios, luego esta una amplia cocina comedor que se encuentra separada de la otra "casa" y luego los "galpones" donde se guardan los "aperos de los caballos" y las herramientas de los quehaceres rurales. Pues bien esta historia de terror que nos ocupa trascurre en "las casas" del medio rural; en un pequeño pueblito de no mas de 20 habitantes en una distante zona rural de Uruguay. El dueño de la propiedad venia notando, que ya a algunos años sucedían cosas extrañas en el lugar, especialmente en la cocina-comedor de sus "casas"
especialmente en las noche de luna llena. Toda noche de luna llena eran insoportables pasada la media noche los mugidos de las vacas, las baladas de
los corderos y especialmente el aullido de los perros;
ademas del desorden en que amanecía la cocina; eran platos, tasas. cubiertos, alimentos esparcidos por doquier, muebles dado vuelta rasguñados y rotos, ademas de amanecer muchos animales heridos o muertos, principalmente corderos. Al principio el paisano pensó tratarse de algún animal, un puma quizás, mas luego comenzó a sospechar que se tratara de un "lobisom". Des pues de muchas lunas llenas el paisano preparo una trampa para enserar al hombre lobo; ato con una larga y muy resistente cuerda la puerta de la cocina, la dejo entre abierta, extendió la cuerda por el suelo hasta la puerta de la otra casa dormitorio, la paso para el lado de adentro por una pequeña hendija en la parte inferior de esta, y se preparo para pasar la noche en vela a la espera de la misteriosa fiera... Allí estuvo desde las primeras horas de la noche sentado sobre una silla de madera, espiando por un pequeño umbral en la puerta, hasta que a poco de haber pasado la media noche comenzó a sentir los habituales roznidos y aullidos, entonces el hombre ya casi dormido comenzó a prestar mas atención, hasta que vislumbro como una figura grande y grotesca, oscura y peluda
semejante a un perro o lobo de grandes dimensiones ingresaba a su cocina. Pujo rápido y fuerte la cuerda y la ato a unos pesados muebles que ya tenia preparado para eso, quedando la bestia atrapada en la cocina- comedor. Ya al amanecer reuniendo el paisano toda su coraje y armado con su larga y afilada daga decidió entrar en la casa para descubrir lo que era la tan temida bestia. Con la mano izquierda un poco trémula y la derecha alzada empuñando su facón ingreso muy lentamente... Sus ojos recorrieron parsimoniosamente todos los rincones de aquella pieza revuelta, llena de muebles rotos y
alimentos y utensilios esparcidos por el suelo, y nada, absolutamente nada del misterioso ser. Hasta que decidió mirar de tras de la puerta que al abrirla por el lado de afuera había quedado casi recostada a la pared interna, fue cuando se deparo con un hombre de estatura media desnudo, sudando y temblando; su vecino que vivía a un km de "sus casas"; ¡ahijuna! grito el paisano (expresión gauchesca que denota enfado y asombro) sosteniendo en su mano alzada su imponente daga, a lo que respondió el hombre tembloroso echándose a sus pies: " por favor no me mate". El paisano estuvo impávido por algunos segundos, hasta que bajando la mano en la que sostenía el cuchillo dijo - no te voy a matar, mas vete de aquí y no vuelvas nunca mas.
Al día siguiente hallaron al cuerpo del vecino colgado sobre sobre una alfajía de su galpón, quizá de vergüenza y miedo de que le había descubierto,se había
ahorcado.

(20/05/2019)

Comentarios & Opiniones

Silvia

Como me gustan estas leyendas! Me reí mucho cuando hablas del léxico ya que es así como dices,algunos todavía dicen me voy para las casas ajaaa! Es muy dulce! Me encantó abrazo y felicitaciones.feliz lunes!

Critica: 
Luis Reis

Gracias Silvia por tan amables consideraciones para con el cuento, tengo que arreglar algunos detalles sobre todo espacios en la escritura cuando tenga tiempo lo reedito, por ahora, me voy a dedicar a editar otros que tengo, mas una ves gracias por

Critica: 
Luis Reis

gracias por comentar un abrazo desde esta orilla del charquito.

Critica: 
Luis Reis

Gracias penny por comentar, y si nuestro idioma es tan rico y diverso en los lugares en donde se habla; la historia ya esta concluida solo estoy arreglando espacios en la escritura. un bezo estimada poetiza.

Critica: 

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