Tic-Tac

poema de Lautaro L.

Tres, todo comienza en tres y se hace uno,
primero era un día
después tres horas,
dos noches, un segundo,
tres semanas, tres días o dos noches,
un día, una noche larga que fue corta.

Todo no era, era, dejaba de ser
un pantallazo de la nada,
la nada,
la nada,
la nada
era el alcohol, las pastillas,
eran las pastillas con alcohol
era el porro,
era el porro, las pastillas y el alcohol.

Súbitamente nos arrastramos
por la inercia de la tierra
atraídos por las corrientes de presión
que empujan al tercer mundo.
copulamos entre semen de ahorcado
como ángeles moribundos traicionados por un dios que no existe.

En una espiral de tristeza nos despedazamos
y aparecieron nuestros cuerpos en las esquinas
de barrios marginales
adosados a los caños que empujan a los muertos.

Nos vieron romper vidrios con todo nuestro cuerpo,
quebrarnos uno a uno los dientes
con un ritmo maniático,
corrimos desnudos por apartamentos vacíos
con vecinos con tres hijos que van a misa.

Todas las mujeres de todas las ciudades del mundo nos rechazaron
por facebook, por celular, cara a cara,
por skype, por carta o por el simple placer de hacerlo.

Tuvimos sexo con madres que nos odian y odiamos,
nos escucharon balbucear
-¡¡¡Señor no se preocupe no vamos a ir al hospital!!!
¡¡¡no se preocupe por favor, no se preocupe!!!
Lloraron por nosotros, lloramos por nosotros y por ellos.

Nos ahogamos en cervezas
entre caras borrosas,
fuimos a encuentros de poetas donde no estuvimos,
tocamos la guitarra dementes al tiempo
que nos succionaban budistas traicioneras
alimentadas por los engranajes de una envidia bizarra.

Caímos y cantamos y danzamos y rodamos entre sangre
clavados en las rosas nos hicimos trenzas en el pelo.
Desarmamos la realidad y la reconstruimos
mal armada.

Tomamos casas de rehenes
mientras nos enamorábamos de los locos,
mientras nos golpeábamos con los locos,
mientras insultábamos a los locos,
fuimos los locos y nos asustamos de estar locos.

Destruimos todos los espectros del aire
y ahora buscamos a tientas bajo tierra
algún grillo que nos susurre al oído que todo va a estar bien.

Después de cien noches en vela que fueron quince
nos arrastramos en las camas en posición fetal y lloramos
paridos por los cuervos de la noche
cansados de estar vivos
y habitar cada tic-tac que atrasan los relojes.

Nos inundo una asfixia con forma de pánico
y una adrenalina que no existe
nos hizo trepar por las paredes de las camas
mareados por la taquicardia de un corazón
herrumbrado en choques de autos invisibles.
Corrimos por los mares salimos del laberinto y
entramos de nuevo al laberinto
y estando muertos sin estarlos
nos devoró un miedo incomparable,
luego cansados rogamos las caricias.

Una caparazón de mimbre nos rodeo y estalló una y otra vez
lloramos a todos nuestros vivos,
reímos como locos
empujados por la inercia que genera la incertidumbre de la soledad.

Abrimos un infierno que no se cierra ni se abre.
Nos hundimos entre cárceles de juguetes que vemos en los sueños
con sombras que se acercan y nos abrazan,
despertamos sudando en las noches del Sur y lloramos como niños.

Comentarios & Opiniones

Simone

Bravo poeta !!.... Me ha estremecido la piel y el alma lo que acabo de leer.. Un viaje sin retorno a tus letras. Ha sido mas que un gusto leerte. Felicidades, bienvenido, Un abrazo. Vic.

Critica: 
María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

Todo no era, era, dejaba de ser
un pantallazo de la nada,
El tic-tac no se detiene, la vida sigue y sigue, plena de miles de sentimientos, situaciones y momentos....
Me gustó. Saludos.

Critica: 
Lautaro L.

Gracias por leer y comentar, me alegra que les haya gustado

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