CARAMELO MALVADO

Que corazón tan negro tienes caramelo malvado.
Y yo tan adicto a tu obscuridad, a tu veneno sarcástico.

No me necesitas,
pero no cortas los hilos que me mantienen a tu lado.
No me necesitas,
pero con un beso haces trizas mi dignidad,
con un beso revocas mi grito emancipado.

No me quieres, no te importo un carajo,
pero sonríes con la única intención
de que mis lágrimas limpien el piso bajo tu zapato.

No soy nada para ti,
pero con una mirada me doblegas para rendirte culto,
para hacerme sentir un simple esclavo bajo tu látigo
y me alimentas con las sobras que sabes que,
como un perro, lamo agradecido de tu mano.

Que corazón tan negro tienes caramelo malvado,
que requiere teñirse con la tinta de mi humillación,
que sobrevive nutriéndose de mi calvario.
Ya no se si existes para hacerme daño
o me mantengo vivo gracias a tus maltratos.

La luna se burla, el mar me suplica que renuncie,
el mar me pide que me refugie en sus brazos.
Guardo silencio. Sólo podría decirles a los dos
que no puedo dejar de amar tu corazón tan negro,
que no puedo dejar de amarte a ti, mi caramelo malvado.

Tu tan sólo haces una mueca,
Satisfecha de lo bien que me has amaestrado.