MAS QUE VENCEDOR

MAS QUE VENCEDOR

Nuevamente cruzando la calle de mi barrio, acontece otro día entre transeúntes
Los barrotes de la casa adyacente hablan del maltrato propinado por el tiempo,
Un reloj desajustado detiene sus manecillas arrodillando los segundos lacerantes,
El ruidoso defecto mecánico de una bicicleta abandonada en un recuerdo anacrónico.

Sigo entretenido con la geometría de las nubes blanquecinas,
Mientras el poder de mi mano intenta separarlas de su entorno infinito,
Como un niño calculando pasos que no tropiecen con la acera
Desteñida por proyectiles altisonantes en su deseo primitivo.

Vuelven a caer las hojas del otoño secular y matutino
Donde la fragilidad de la naturaleza se hace más evidente
Sin coloquiales besos de una brisa vespertina,
Luego el olor de una taza de café servida en la mesa cálidamente.

El inusual traje de una “dama callejera” que agitada estaba,
Inmersa en el dolor desnudo que habitaba en sus ojos negros,
Un suspiro colgado tímidamente bajo sus labios y
El abrigado aroma de angustia entrelazada en sus cabellos.

El desdibujado parque ha quedado solitario
Sin infantes impetuosos de inocencia
Ahora es un refugiado alegórico de la historia
Albergando huellas impresas, testigos de su existencia.

El mismo anciano lóbregamente confundido
Lamentando su lánguida posteridad,
La edad provecta de su piel añeja
Más el dilatado blanco en sus pupilas ocultan su verdadera identidad.

Dos sujetos hablando siempre de la misma inconformidad,
Un país abstracto consumido por la corrupción,
Enumerando los restos fúnebres de la prensa local
Y los estereotipados métodos de flagelación.

Un hombre derrotado en su consumismo,
Pidiendo coherencia a lo que queda de su cuerpo,
La imagen surreal del último episodio vivido en su cabeza
Sangre dispersa en un doloroso y tenue gemido.

El recolector de desechos juntando cajas, potes, papeles
Reuniendo para sí lo que la sociedad desecha vanidosamente,
Una pieza de pan remojada con té lo alimenta
Pero el deseo de vivir se manifiesta en aquella sonrisa implacable.

En mi retorno a casa el mismo libro abierto en la antesala,
Repleto de hojas empolvadas teñidas de silencio,
Una señora arrodillada musitando palabras inconcretas,
Habló que la transitoriedad de la vida es algo sencillo.

Levantó sus brazos señalando con sus dedos el cielo y confirió una sencilla frase que quedo clavada en mi corazón:

…Jesucristo es el único que puede cambiar el mundo que hoy tus ojos ven, Él es el principio, el final, es nuestro mayor privilegio y la mayor bendición…

ATTE: EL HOMBRE DE LAS MIL PALABRAS

Comentarios & Opiniones

Vanessa Tawer

Diversas estancias que dibujan los "Seres" que conforman el universo del poema y una sentencia final que arrasa la realidad.Feliz fin de semana, compatriota.

Critica: 
Homo sitiens

Woow, qué bien dibujado y expresado con palabras esa realidad. Gracias por compartir este buen poema.

Critica: 
el hombre de las mil palabras

gracias amigos por su amable apreciación, bendiciones a todos

Critica: