Crónica de la partida de mi alma y de mi madre.

poema de kassandra

Nunca en mi tímida y corta vida había cruzado por mi mente lo que en un par de años estaría por vivir.
Y esta bien, porque si me lo hubiesen contado es probable que corriera en círculos o me perdiera entre la multitud del miedo. Es también probable que me partiera la cabeza pensando de donde sacaría las fuerzas necesarias para sobrellevarlo. Estoy segura que si alguien me hubiera contado lo que estaba a punto de vivir dudaría de todo, de todos, de mí. Si, de mi totalmente.
Así que todo sucedió lentamente y en pequeñas dosis, mientras arrancaba las hojas del calendario mayor era el dolor, pero también mayor la resistencia.
Siempre que veía alguna escena en la televisión, ya sabes de aquellas historias que juegan con tus emociones, las que más venden, la típica historia de Cáncer. Sentía mucha pena por los personajes, y les obsequiaba algunas lagrimas como seña de mi conmoción. Nunca imagine que pronto estaría en una historia similar, igual pero real, una historia donde aun bajado el telón el dolor seguiría ahí, intacto y cada vez mas empoderado y bestialmente brumoso.
Disculpen si me quiebro un poco al recordar esos momentos, pero, aunque ya es muy poco, aun me sigue despertando un ligero e intransigente dolor en la parte baja del pecho.
Eran más de las 7 pero aun no las 8, sentada en la sala de espera, cansada y un poco adolorida estaba quien ahora les habla, llevaba muchas horas ya esperando a que mi madre saliera de su sesión de quimioterapia. A pesar de que ya haba tomado un poco de costumbre aun me agobiaba ese proceso.
Ese día no estaba tranquila, sentía un remolino de viento, fuego y cualquier cosa que pase ahora por su mente, dentro de mí, sentía mi garganta oprimida, como si quisiese advertirme de una gran tormenta. Ese día me darían los resultados de una tomografía de pulmón para ver si el inoportuno, mal encarado y egoísta cáncer se había esparcido en algún rincón de ahí.
Decidí buscar al doctor para preguntar sobre eso, aprovechando que ella aguardaba aun en la quimioterapia y así no tendría que darle explicación si algo saliera mal.
Camine, los pasillos que siempre cruce, los sentía más largos, el aire lo sentía imprudente. Llegue al consultorio, me senté… y pregunte.
El doctor buscaba quizá la forma mas amable de decirme que mi madre tenia solo algunos meses más, lo intentaba y se veía que se esforzaba por hacer mas llevadera la noticia. Pero de cualquier modo que lo dijera sonaba igual para mí. Mi madre, aquella mujer que deje en la sala anterior, si, la que todas las noches juega con mi cabello, la que pide siempre a su creador le de fuerzas para salir de esto: Se va a morir muy pronto.
Quedé inmóvil, intenté no llorar, pero mis intentos fueron en vano, involuntariamente y sin llamarlas las lagrimas cubrieron mi rostro. Se hizo un silencio, un largo silencio, Pero lo rompí preguntando si mis ojos se tornaban rojos, el solo sonrió y dijo que no. Seque mis lágrimas, me acomode el cabello, y saque una sonrisa que tenía en algún lugar. La necesitaría, en realidad la necesitaría para salir a la sala y ver a mi madre sin que sospechara, camuflaje mi dolor para que ella no lo viera. En serio no se de donde saqué fuerzas para eso, debí haberlas tenido en el fondo de mi corazón a la derecha, y me tranquilizaba de haberlas encontrado.
Al llegar donde ella, esboce la sonrisa que había preparado, la abrace, y abrigué.
La tome del brazo y salimos del hospital, ese inmueble que guardaba la mayoría de mis malas noticias.
Desde ese día no estuve en paz, todas las noches eran parecidas, lamentándome mientras ella dormía, llorando silenciosamente, sigilosamente para que no despertara. Sentía que cuando llegaba la noche solo era para avisarme que había pasado un día más, y que un día mas era un día menos. Como si quitase día a día un pétalo a una flor.
, reservaba mi dolor para la noche, en el día no me daría tiempo de llorar, tenía que abrazarla, mimarla, bañarla, cambiarla, alimentarla, dormirla, cargarla y amarla Y era algo que disfrutaba, era lo justo, después 20 años cuidándome, no se merecía nada menos. Me volví madre, enfermera e hija, la entendí por primera vez, la entendí perfectamente, y agradezco por eso.
Pero los días malos llegaron, a prisa. Dejo de hablar, de comer de abrir los ojos y lentamente comenzó a apagarse y con ella mi esperanza. Las noches y los días ya eran iguales, su voz ya no se escuchaba en la casa, ni su risa, mucho menos sus sarcasmos. Eso referente a ella, sobre mi no hay mucho que contar, caminaba por inercia y me aferraba a su cama, a mojarle sus labios para que no se secaran, nunca imagine tener que decirle que “Se fuera tranquila”, ese día lo hice.
dormí con ella, como lo había hecho casi toda mi vida, la abracé, aunque sus brazos no me abrazaran. La contemplaba y no dejaba de preguntarme en que momento cambio mi vida.
Desperté, ella siguió igual, y por primera vez en esos días decidí sentarme a almorzar como antes, justo al iniciar, mi mirada se volvió a ella, la veía diferente, me pare de golpe y revise su oxígeno, todo estaba bien, pero ella no. Dejo de respirar y a los pocos segundos volvió, así lo hizo 3 veces, cuando de pronto no volvió más. Su corazón noble y dulce dejo de latir. Llore, lo hice con toda mi alma, no puedo dejar en esta prosa el inmenso dolor que se apodero de mi cuerpo, porque no encontraría las palabras para hacerlo.
Ese día fue el último que durmió en mi cama, el ultimo que abrace su cuerpo, el ultimo que estreche su mano.
Esa flor ya se había deshojado.

Comentarios & Opiniones

Luis Reis

Desgarradora y triste historia muy bien narrada, un abrazo estimada poeta

Critica: 
Artífice de Sueños MARS rh

Su publicación estremece mi ser casi hasta las lágrimas. Siento mucho que así ocurrió. Queda el consuelo de seguir honrando a su madre. Y no debe olvidar que ella no se fue de su lado, vive con su elegida.Deseando que tenga tranquilidad, hasta luego

Critica: 
kassandra

Gracias por sus atinadas y sinceras palabras poetas. Un Abrazo.

Critica: 
Pulpnofiction

Amiga, me pude poner en tus zapatos, cada palabra me transmitió tus emociones,y que mas bello que poder entender el dolor ajeno, agradezco que compartieras tu historia, te envio mis mas sincero cariño y fuerza para sobrevellar esta prueba de la vida.

Critica: 
María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

Excelente relato, gran placer la lectura. Saludos.

Critica: