¡En nada!
Y en ese instante, aquel silencio recorrió sublimemente nuestros cuerpos dejando intactas las miradas; en consecuencia, ella solo me preguntó: "¿En que piensas?".
Carajo, pude haberle dicho lo que fuera; que pensaba en sus caderas, en su voz o hasta en sus piernas y en la forma en que camina. Pude haberle dicho una chingada vez más que pensaba en lo bien que me siento cuando estoy cerca de ella, en lo mucho que la amo y desde cuando yo lo hago. Pude haberle dicho como tantas otras veces que me enlela y me fascina, que no puedo estar sin ella, que me tiene bien jodido con sus besos, sus caricias y esa forma tan suya y exquisita de someterme, seducirme y hasta cogerme con tan solo una mirada.
Pero no, tan sólo respondí que no pensaba en nada, así tal cual..."¡En nada!".
Ojalá y me haya comprendido que cuándo se trata de cruzar nuestras miradas, yo suelo contestarle a menudo de ese modo cuando estoy pensando en todo, y ese todo...siempre es ella.
Comentarios & Opiniones
Que bellezón!
Infinitas gracias Silvia, es un placer como siempre encontrarte por aquí. Saludos poeta!!!
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