TIEMPO DE AUDITAR

Diez dedos amarillo tabaco verbigracia putos 40 cigarrillos diarios (humo
que me viste de luto y olvido)

Tetillas que rebotan cuando camino (parecen de carajita solo que feas
y peludas) ni siquiera intuyo la geografía numérica de la copa

Dientotes de conejo estrábico (japonés en comiquita gringa de Bugs Bunny)

Barrigota expuesta: gato de panza sublimando cosquillas y besitos

Sexo largo y flaco: mástil dispuesto para la herida abierta
(sorry por las tiernas orejitas de damas, señoras bien, y afines)

Cuatro muelas fuera (terror a odontólogos y otros maniáticos del cepillado
circular) verdugos sonrientes de hacha y taladro

Pierna tiesa y evidente cojera de pasmarote amorfo (gracias a Dios
soy un amante de primera)

Conocimiento erudito de los compendios populares (autor del handbook
“Clítoris y de cómo hay que lamerlo”)

Moral infame: perdí la cuenta de los ases que llevo en la manga (pérfida
multiplicación de manos y uñas favorables)

Diecisiete traslaciones terrestres de contrato matrimonial ya revocado
(subcutánea colección de mutua cornamenta)

Dos años con una cirujana puta y fea: láudano, derivados del opio, codeína
(perrita que al sintetizar se hace morfina de menor impacto)

Casi tres años con la rojita (bella condenada a demoler mi falo con su boca:
altar de crisálidas hambrientas dispuestas en filosa curvatura, yerba para
despertar mis pies que la coca duerme)

Cinco de exilio impuesto por arte de anónimos delirios (bebo sólo y sólo
me acuesto: no quiero féminas hurgando mis esquinas)

Rodillas rotas por la prisa del tránsito poético: nada me detiene si hay vodka
para el jazz de palabras enfermas (circula mi aliento la boquilla del saxo:
un solo de signos homicidas musitando plegarias)

No estoy en sombra alguna y es allí donde mi lengua espera (hojilla filosa
que rebana párpados, gárgola sin alas insomne y detenida, inválida raíz
de húmeda memoria)