La barca de sueños

La barca navega sobre el océano de la vida. El equipaje lleno de sueños por realizar. Una sonrisa, la marca de la distancia por llegar. De pronto, el viento apaga sus palabras, un escalofrío recorre tu interior desfigurando tu sonrisa. Amarras la vela al mástil, lanzas el ancla, observas como la cadena se va perdiendo en la oscura profundidad de la vida.

Levantas la mirada para observar la distancia incierta por recorrer bajo ese horizonte color fuego. Empiezas aceptar que no existe más distancia por navegar. La vida se detiene allí mismo. Tus sueños se truncan, se pierden como esa flecha de metal que continua descendiendo en busca de un sueño en las profundidades de los anhelos de otros.

Escuchas el aleteo de tus sueños volando al nido de las barcas vecinas. Empiezas a borrar la existencia del puerto al cual todos llegaran, excepto tú. A sentir el dolor de renunciar a moldear tus sueños sobre la fragua de la vida. No todo es para todos, pocos serán los bendecidos con finales felices. Otros navegaran sobre los restos de sus sueños marchitos.

La vida empieza a extinguirse con el atardecer. La noche cubre con su manto de muerte. El viento frio se convierte en el abrigo en la oscuridad. Las estrellas en el cielo ahora brillan para otros.

Levantas el ancla, te recuestas sobre el lecho de cenizas de tus sueños. Observas las estrellas apagarse lentamente mientras la barca se funde en el mar de la eternidad.

Cierras la cortina a la vida entregando en un postrer suspiro tu último pensamiento apagándose: “Cuando los sueños se truncan, solo la muerte da paz”.