Herrero Gaucho

Siendo del fierro artesano,
pues de artista se lo tiene,
un cuchillo de buen temple
vengo a pedirle, paisano.
Quiero el balance apropiado
del cuchillo del jinete;
ya que conviene que pese
siempre más, hoja que mango;
si ruedo en yerra o mamado,
que el cuchillo no me espere.

Pues, caer de mango suele
de ser éste más pesado
y más de un criollo ensartado
ha quedado como peje.
No es nada raro que vuele,
si nos desmonta el caballo,
cuchillo antes que cristiano
y lo baraje la muerte.
Confiadazo en que se esmere,
mi sino dejo en sus manos.

Ya ve que tengo embretados
los consejos que me diese
y si experto me le hiciese
sólo ha sido para honrarlo,
herrero gaucho y baqueano
que el viejo oficio mantiene.
Del cuchillo que pidiere,
ver si con versos le pago,
aparte andaba buscando...
Mas, no sé si le conviene.

Mire que es broma, no piense
que pretendo aventajarlo;
sé lo que cuesta el forjado
en el yunque y en la mente
de una pieza que hasta duele
de sólo irla moldeando;
lo sé, porque comparando,
mi fragua de pareceres,
hizo de mi alma su fuelle
por apenas estos cantos.

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