Origen

poema de Devdas

Era el designio antes de ser la realidad,
Era el gemido del amor y la obscenidad,
Llegue a ser el beso que recorrió todo el cuerpo,
Llegue a ser el éxtasis que desato el incandescente fuego.

Era los antojos, los rebotes y mareos.
Era un misterio en el universo paralelo,
Llegue a ser la angustia, los trasnochos y desvelos,
Llegue a ser el llanto que se cubrió con esmero.

Vi el sacrificio, en escarpín perforado,
Vi la escasez y la pugna, rodeado de amor y pululante ternura,
Vi a la familia como la amalgama de la vida,
Vi en el hogar una patria de esmeralda inmaculada.

Vi crianza, educación, esperanza,
Vi fuerza de voluntad, anhelo y gracia,
Observe como crecían, las ovejas del rebaño,
Vi como el pastor las guiaba por los caminos del campo.

Vi y a la vez adquirí una conciencia,
Observe cómo el mundo, cambiaba sin clemencia,
Vi que del sacrificio rendía la recompensa,
De esos jardines maduros que generaron sapiencia.

Observe como crecían las extremidades de mi cuerpo,
Vi crecer mis pies como el tallo de un madero,
Sentí crecer los brazos y las palmas de mi mano,
Vi cómo despertaban los litorales del tacto.

Contemple como esos ojos, me miraron y despertaron,
La inspiración de aquel bardo, que glorificaba las curvas de tus labios,
Vi el vacío aferrarse al cuerpo desvencijado,
Al carecer de esa sonrisa, se esparcía dolor y llanto.

Vi nacer las ilusiones mientras padecían otras,
Observe y recorrí los caminos,
En los que mis ojos te hicieron diosa.

Vi como las flores, prosperaron y migraron,
Observe como maduraban,
Con el tiempo iban surcando.
Vi las canas florecer, de las cabezas de mis padres,
Compartí sus costumbres, sus pericias y sus frases,
He visto su llanto, le he dado el consuelo,
He sido el apoyo a pululantes desvelos.

Vi nacer de las flores,
Germinar una semilla,
Vi transformarse el fruto, en grandeza y cuantiosa alegría.

Vi nuevamente en los ojos,
Renacer la profusa ilusión,
Y como el rio que cruza montañas,
Sus aguas se hicieron ciclón.

Vi como los afanes,
Se disipaban como la esperanza,
Vi como las contriciones,
Apaleaban a todas las labores que las provocaban.

Vi como las letras, desaparecían de aquella hoja,
Como desaparecían las ganas,
Del escultor por hacer obras.

He visto y recorrido lo infinito del mundo,
Sus cumbres acaricie, por sus planos yo deambule,
Contemple sus cristalinas aguas, analogía de una mujer amartelada.

He visto bastos paisajes, lagos, desembocaduras,
Me he impregnado en las aguas más cristalinas y puras.
He divagado en quimera por los caminos de mi tierra,
Vislumbrando que en el mundo, planear solo es una pena.

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