Libro 125

Escucha esta oración de siete versos
semana de amor desde un domingo solo
en que rogaba:
Dios mío si llega sabré que es ella y podré
decirle tú
tiene la cara que tendrá, la que en este día,
mañana no ignoraré
Señor dame una llave para romper
el candado de mi silencio, de mi noche
de mi tristeza circular que me anilla
como el vacío que ocupo.
Lunes de ilusión, de buscar mi sueño
en mis preguntas
de evitar mi piel por temor de despertar
martes de amor supremo de palabras
de piel de temor inmenso de convicción
tan fuerte como el amor sentido
miércoles de pendiente, de alud
de involuntad de piedra
de escombros en los diques
de riendas mutiladas
de amor crecido de alma hinchada
y ajustada contra el abrazo de
donde cabe.
Jueves de embarazo de amor de corazón
inflado, de ruego, de amarte
más que ayer de muros superados
de martes insignificante
de miedo de mañana.
Viernes de hondura de lágrimas
de miedo de tu primera palabra
de ahogo en la garganta de
mil palabras rengas de voluntad
ficticia sábado débil de los dos
gastados de los dos inmensos de Domingo
con cruces de Iglesias con los dos.

2.

Domingo de hoy de rezar solo
Domingo de Domingo de creer de a ratos
que se alzará tu llamado.
de comprobarte tú, de quererte tú,
de eternizarte en el tú
de llorarte, de rogar: Dios mío ya
no es alguien del mundo, es ella. Ayer quise
su principio y su llegada,
Dios mío, que vuelva.

3.

Gracias por hacerme ser para que me
agradezcas
gracias por agradecerme
y por poder darte las gracias.

4.

Como la tácita sangre de la
hostia
como el lenguaje mudo de los ojos
como un mundo que embaraza las
palabras,
porque las olas rompen en mi corazón amordazado
y mi alma es un mango que la tristeza
empuña
porque te aprietas como un párpado
y el mundo agoniza de silencio
porque me empalaga el vacío
que se me infla dentro
cuando pienso en que pudieras no llamarme con tu tú
cuando pienso
con miedo en no haber sido yo
estás en mi alma de pupila como
tu observado
y yo sé que alguien te mira como
yo te miro
(pero sé que aunque te mire yo te miro
más)

Porque tú eres tú y puedo decirte tú
Porque lo ocupas como él habita mi
llamarte
Tengo fe en ti luego de dioses vanos
y elevo mi oración de tu nombre a ti
que eres tú

5.

Para mí eres pequeña como dos instantes
como dos palabras tan sólo que hemos dicho
pero tienes el tamaño de mi vida
porque hoy siento que por esos dos momentos
he vivido.

Eres pequeña como un solo parpadeo
mas el eco de tus ojos dejaste en mi recuerdo
Y eres ínfima como una semilla
mas tienes en mí la extensión de un bosque inmenso

Eres pequeña en mí y grande también,
pequeña porque cabes en sólo dos encuentros
pero extensa como una llama débil
caída en un prado paja y yuyos seco.

Por eso eres pequeña como el sol visto de lejos
y enorme como claro en el desierto sin reparo
simple y chica como una estaca chica
y grande cual su sombra con la luz sobre
un costado.

Eres tan grande que aunque ni has empezado
me parece que yo he sido para llegar a hoy
y siempre te recuerdo cuando miro una fogata
que sopla su luz hasta donde no alcanzo a
ver yo.

Así eres tú como todo eso que digo
como una gota en la boca de mi sediento
o como una vasija de donde desbordaría
mi amor que si comparo con el mar

parece el mar y éste una gota y sólo eso.

6.

Oración por mí:
padre nuestro
que estás en los cielos
que estás a mi lado,
porque estoy con ella
que no recé un día.
señor, ¡no se fuera!
Que no grité un día:
no seas todo en la
altura,
Vuelve a existir en la
tierra
Hijo tuyo que estoy en la
tierra
que rezo que lloro,
que estás en los cielos
que ruego tu infinitud
eterna

7.

oración por nosotros:
padre nuestro
que trajiste el cielo
a un instante de los dos
que hiciste el puño entreabierto
de un pesebre
con sus tablas y sus clavos
que tomaste el amor
de un martillo
para injertar
nuestra algún día
carne dividida
con el abrazo perpetuo
y duro de los muros
elevados
no dejes caer nuestra
unidad de cuna
en el suelo de los solos
clavos y tablas
de las manos vacías, o peor
no queridas llenas.

8.

Tus manos llegan con espuma para mis costas
como las palomas de las olas asustadas del mar
como las manos que huyen de los hombros en un ruego.
¡Quédate con mis manos!
y la nieve se desmorona desde mis muros llena de ojos viejos
para que inaugures mis paredes viejas como las playas
pero nuevas tras cada ola.
Así nunca recuerdo tus manos.
Ellas llegan por primera vez cada vez.
Tus manos llegan como la dentadura fundida de los pianos
a avisarme mis contornos.
como la música me comprueba mis oídos.

9.

Tu frente como un altar de música
risco de vientre, proa o techo de fruta
y mientras un bostezo de música caliente
nieva a mi alma como un último velo
a esa hora sin culpas y sin manos
llena de ojos sin mirada de rostros sin rostros
a esa hora en que acuden como arroyos
revertidos
las horas que oraron;
tu vientre, tu vientre de faro, de reloj,
de cerradura y de campana
con los ecos lejanos del rojo campanario
con las alas alertas de campana entre las
páginas
con las viejas olas guardadas
que rompieron de violines tras los arietes
encallados
tu vientre de bodega y sótano
de caracol y pájaro
de incienso profundo entre la hiedra
heraldo y soldado de la gruta
tu vientre de la música coagulada
del agua enmaderada
del agua derretida
de la música derretida a la hora
de empezar a esperar
y de llenarse los ojos de perfume
como antiguos altares de templos recónditos
adormecidos de rito y pulso de pájaro.
tu vientre y tus manos
tus manos de puñado de piano
de candelabro de lana o miga
con rumbo de guitarra
y ya ahora toda tú
viejo crucifijo de fe
ya no volveré a rezar en ti
barco de tantas tormentas de ciego
simplemente
tristemente como a una siempre casa
con ese diario olor a cosa mía
tengo derecho y ganas de llorar por eso no lloro
persigno tu recuerdo
tu hondo recuerdo de cosa que comienza a olvidarse
yo no te olvidaré porque has sido
quedarás en el mismo recuerdo de tantas cosas
y tantas horas y yo mismo dejado,
abandonado de ser
para orar por las tardes de recuerdo infinito
hasta ser el que te ha olvidado.

10.

La música se destiñe

en mi corazón como una
bocanada de niebla
indescifrable
mi corazón llora

mi corazón llora y tus
imágenes desafinadas
como una calle tras una
ventana de invierno

y tú subes como un incienso
de vino

11.

Necesito un papel muy viejo
para escribir una frase vieja:
te quiero
La tinta es marrón,
como la sangre seca.
necesito un idioma entero
para empezar a hablar desde el principio
necesito muchos años de tu tiempo
para tenerte lo que necesito.
Para inaugurar tu primer
instante
necesitas un segundo
quedarías como un árbol contemplando
mis olas de aguas
muertas
Pero podrías ser un árbol asido de mis
gotas
y yo contar mi verdad de savia
por tus laberintos

12.

Si un día la costumbre
liturgiara en nuestras almas
o mejor en la diaria creencia
de querernos

13.

Cuando el alma se evapore
como un himno de chimeneas.

14.

Tu mano como una baranda
para caminar por los muelles de
la noche
como un silencio y palabras derogadas
como un idioma de pájaros
y un silencio de ramas
como banderas de pentagramas
o dentaduras de pianos
me recuerdan los faros de las costas.
se parecen al humo de rumbo
involuntario
veletas de mi silencio
como un compendio de castillos
Tú con tu sola importancia de
guante
y ritual secreto de aras
contra un rincón conseguido
puedes volverte sólo corazón
incendiada de sangre
con los techos titulados como iglesias
luego de las estocadas.
Tú con tu sola importancia de aljibe
con dos candelabros laterales
Del cerrojo del hijo
emerge como de un remanso
el vapor de una fe infinita

Niño desde una mujer
hasta otra, niño.
Tengo ganas de rezar...
En el nombre de tus ojos
y de tus grutas o tablas
y un eco de arietes y clavos
y de tus manos.
Ya puedo decir amén en tu boca
y dormir.

15.

Tu tú de fruta como un carozo
tu corazón de fruta.

Es como una luna
con pulso de pájaro
o de estrella

Candado enalecido
y ara del altar
tu pecho cíclope
tiene un eco para la savia peregrina
en tu corazón de fruta.

16.

Cuando falte sólo un lugar donde buscarte
te habré perdido
porque quizá pudiera encontrarte
y no te encuentro
por miedo de comprobar mi desesperanza

17.

Tu recuerdo humea en mí como una bandera de perfume;
más que como un canto persistente,
como un calor contiguo de las horas.
Tú eres aérea como las abejas que pueden extraviarse en un rosal.
Has quedado como la sal que titula mis redes
en las brechas de mis venas
porque el amor no puede encerrarse en una caja
ni quedar en los versos sin evaporarse.
Yo también me extravié en tus laberintos
y siempre hubo un misterio indescifrable en tus colmenas.
Pero el amor no puede guardarse
como un sabor
o como el murmullo del fuego.
Tú lo sabes
porque has guardado las rosas en los libros.
El amor de los versos es un caracol de sangre
donde laten los ecos
del corazón del mar.
Tú no puedes tomar mi amor entre tus manos
pero yo sé que sí porque lo has tenido.
Ya puedo recuperar de las olas mis anzuelos vacíos
no me importan los peces porque no estás en el mar.
Es infinita la tristeza de mis manos.
Hay hojas secas
o palomas.
Tus manos revoloteaban como pájaros
y tus ojos tiritaban como mariposas.
Hay cenizas y hojas secas en el viento.
No quiero pensar que me recuerdan a tus manos.

18.

Hay un rincón remoto
donde el corazón tiene pasos más que en la sangre.
Un lugar que está detrás de las gargantas
donde se grita el viento;
tras las vertientes que guardan las ruecas de la música.
Un lugar agazapado tras los telares de las horas
que descansa como el misterio remoto de la vida
tras las glándulas que emiten el silencio.
Son pequeñas pupilas
(como guitarras de ternura)
Son los vientres
donde se hilan las sombras fantásticas de la felicidad;
donde van rostros
y voces
y manos
a convertirse en llaves
que descifren el candado de las almas.
Donde humean las mentes de los que sueñan
a recorrer el itinerario de los sueños
a describir la melodía de las verdaderas ilusiones.
Hay un lugar que es como el canto infinito
del gesto de los ojos;
donde los embriones de amor tienen una copa de poesía
para beberla simplemente
como a la tibieza de las manos.

19.

Ha caído salpicada a mi alma
una pluma de la cuerda de la guitarra de un grito
de lejos como un árbol nacido de amor
emitido de dolor
enfrutecido de llanto
y muerto de soledad.
Y agrio como un grillo
el relámpago de mi grito en mi alma;
y yo encendí en mis muros
la leña mojada de mi escalofrío.
Después la ola del silencio se llevó los castillos de la playa
y quedó la duda de las voces
Y un eco arenoso y frío
como un miedo de gritar y deshacerse como un castillo de arena.
Luego tomé una mano desesperadamente
sin olvidar una soledad recién empezada.

20.

Las páginas de los pájaros parpadean
Las palomas son botes que atestiguan la piel
de un mar consumido
el pájaro que no canta es sólo
un vértice de valvas
como un trébol incompleto y desanclado.

21.

En ese instante en que
de la vela del alma
se derrite la cera
del amor; que la llama
de tu imagen quema
y se desenreda por un
candelabro con una
gota de humedad
que la habitación aprie
ta sin espacio para
que de las paredes se
despelleje la luz y
deje la carne vivir
de las sombras

22.

Ahora no necesito la noche para ver las estrellas
un árbol enfruteció de estrellas
no hay mañana ni nubes para mis estrellas.
Yo las toco lentamente como a gotas de agua
y se adosan a mis islas como un náufrago
como una paloma tibia y nueva
a la que ha arrancado el viento de sus ramas como a un fruto.
yo acerco mi vela suavemente...
y las formas simultáneas me esperaban
y vienen las abejas a estrellar el cielo de
mis gajos
como el perfume arrinconado en tus vértices
y la honda humedad entre las páginas
Ahora no necesito la noche para ver las estrellas
ni las palabras para entender mi silencio anterior
y yo sé por qué quizá tú no lo sepas
porque tus ojos no caben en tus ojos
y las estrellas son tuyas
y caen hasta mí como la lluvia

23.

Los grillos de tu pelo, cuando mi
piel es de noche
desgranan el brillo de sus estrellas
como las mil manos tuyas ya
sidas que desde la lejanía
vinieran a visitarme,
tu pelo llueve sobre mí,
con la mejor espuma de una guitarra
y tu mano es luna,
y tu mano canta,
y es luna entre las estrellas
y es voz entre la guitarra
y es árbol entre las yerbas
y es grito entre un mar de silencio
como un barco que lleva
la mitad de mi vida que me falta.

24.

ya está tendida la
miel de las velas.
tus manos de miga me han
dejado un gusto seco en el silencio
los grillos chisporrotean
de frío
las cigarras tiritan y crujen de frío
las mariposas se desesperan
en las velas.

En una bandeja de
viento
hay copas de pájaros
y yo he bebido.
y estoy ebrio de cantos.

25.

ojos claraboya.

26.

Ganar la soledad mientras otros ganan los trofeos
de la idiotez y la mentira.
Olvidarse del mundo, de la historia.
Vivir fuera del tiempo.
Insuperable programa para un rebeldía!
Una lección de montaña, una pureza de mar, una actitud de espacio.

27.

La calavera del silencio

28.

Hay desgraciados que se creen con derecho
al rencor y a la maldad,
y quién tiene la culpa de su
desgracia?
la virtud de los agraciados,
el contraste o Dios.

29.

Todas estas voces ajenas,
embriones de silencio
son tuyas, ahora que me siento
solo,
como recordando.

30.

Ahora te nombro con imágenes
y te pido perdón.

31.

Hoy quiero morderte el corazón
asomado a tu boca como un pájaro
voy a cultivar el rumbo de tu sangre peregrina

32.

Alguien ha bebido de mi fervor, tal vez sin ver su
rostro sobre el agua
mi soledad se rompe de campanas,
qué más da que el domingo ya no sea mío

33.

la noche rompe sobre mi piel de filo,
mi ojo de piedra y agua es un hueco ventisquero

la noche sangra por la luna

¿qué moja su sangre más allá de la espuma?

Para cantarte, amiga de mi sueño, que te puede a veces

mi garganta sin mar, rompe en la piedra
como un pájaro nuevo
para tu mano de paloma, para nombrarte
mi corazón de palo y parche
enarbola un grito de silencio que te calla
Ya te puede la melancolía
barco partido sin partida
mi tristeza no te guarda como a las cosas que solía
como a la luna perdida.

34.

la rama lleva el camino de la fruta.
Cuando el río no tiene costados no sé si viene o voy al puerto
quién tiene la certeza del rumbo
cuando no hay dos árboles para señalarlo?

35.

la música que sube por tu espiga y se vuelca en perfume
a la mañana, como un racimo sedal que se dispersa
en líquidas palomas de cristal y niebla.

36.

vendrá el hombro del pájaro que fundía el aliento
filos de viento mordidos en esquina de mendigo
y doblará el recodo, final último amigo.
comprender lejanamente el principio del exilio
la soledad ¿quién la nombra a medio camino?
quién clausura el sueño antes del último segundo
la muerte queda con el mundo, quién sabe su propia muerte
la agonía la averiguan los que quedan
nadie supo su propia tarde
la esperanza es el último vestigio del naufragio
como una alta bandera que no es habitante de la muerte.

37.

Si siguen hablando como locos
voy a odiarlos, y ¿quién sabe si
aunque yo también lo ignore, nunca los perdono?

38.

Toma esta voz turbia
llena de pelusas, como
empañada de palabras
viejas. Toma estas
palabras que siempre son
viejas y son nuevas
pero que son tuyas.

39.

Mi grito tiene embriones

40.

¿desde qué remotos embriones
alumbra el resplandor de la música?

41.

la música me lava por la boca como un naufragio
de tules y colores.
palomas derretidas
líquidos pianos que flamean
banderas resbalosas
humo
niebla
ebriedad
orgasmo
agua de cristales
derretidos.

a media asta de mi
garganta como el trigo que
me sangra por las manos.

42.

Donde duermen tus manos a la
hora del exilio
mi canto es un pájaro de distancia
que no ha
sido
Como un rumor de invierno
en tus hogueras
y una tristeza de horneros en el
cuello.
A veces quiero decir con mi
verano, que el sol no tiene invierno
más acá del silencio
Por eso para destituir el mundo
(obsesivo mar a tu costado)
levo anclas en mi paloma de sol
y viajas hasta tu sangre
como un buzo o un grito sueña raíces de
savia
Mi voz tiene embriones de
viejas primaveras, allá te
levantas

43.

Soñé que cavaba un pozo en el cielo
para buscar a Dios
Y lo encontré como a una isla
ahorcada por el mar de mi alma

44.

Quise hallar la fe
con eso la destruía
La tenía antes de buscarla
pero no lo sabía.

45.

tengo clavado el vino rumbo adentro del corazón sin respuesta
y tu nombre subsiste a la honda desbocada
después de haber muerto, mordiendo tu rostro
como un pez, mi tristeza remota y
presagiada ya no callará su olvido.
deja que todo te lleve, mi tarde te despide
con gaviotas y no lloro porque no has sido tan poco
ni siquiera has sido, y una palabra se me atasca
como un grito ciego que te llama,
pero que no puede tu partida.
adiós, adiós, el corazón
hace buches de tarde,
la mano ya no responde las
sombras,
asida del silencio como un loco
empezado, después del último barco,
adiós, amor mío, adiós.

46.

La crítica de los espectáculos
es posible sólo cuando
se va más dispuesto al juicio
que al placer

47.

Hacia mis nunca
diariamente se sepulta mi día que no
ha sido.
El tiempo va recogiendo historia
y el día ya no tiene el infinito sin
certeza
que es el albedrío donde el sueño
recorre la vigilia
Yo estoy y soy de símbolos
El mundo es diariamente
una manera de no poder ser ya
otra cosa
El será es un tal vez
El fue es un para siempre
una verdad que a veces no es certeza
pero es una verdad
y el lugar de la cobardía
y la posibilidad de la mentira
El mundo un lenguaje que siempre
es extranjero
se computan los símbolos,
y tras la imperfección de las
palabras
la soledad es una duda que crece
como un náufrago que ignora si
alucina señales o no.
En un punto ¿quién me ha entendido?
¿Quién tiene la exacta dimensión de mis señales?
¿quién ordena a mi manera
como yo en la libertad los significados,
en el impreciso albedrío de
la imagen?
En la duda de ser loco cada vez
toda pregunta es una certeza vacía.
¿Dónde estoy? ¿Dónde acaba cada sueño?
¿Qué rostro verdadero tiene cada nombre
que gritan a mi puerta?
Cuando pierda toda cuenta
(como un viajante que no puede numerar
su trayectoria en un desierto sin árboles)
cuando sea cinco veces ciego
a mi cadáver romperá la diaria
ola del mundo y yo seré una duda
interior, como ahora en que no tengo
la absoluta certeza de no estar muerto.

48.

Esta garganta argentina
es una guitarra e'carne
que anda bordando con sangre
el recuerdo pa' el que olvida
cantar la gloria e' los padres.

49.
LA PUERTA GRANDE

Para quedarme en el hijo
para morir sólo carne
el hijo es la puerta grande
para quedarme, quedarme... etc.
alargado por los hombres
que han visto pasar la historia
Y la verán como un río
asomados a la orilla.
como un brazo de Dios.

50.

Ya no quiero amordazar la noche con fatuas antorchas
y tampoco clausurar las sombras del silencio
con palabras de mentira como estrellas.
Ya me basta con la luz de una luciérnaga
para erigir incendios de música en el alma

51.

A ti que tienes la ruta de mi profecía
talón de sangre y azul de golondrina.

52.

Habían quedado tantas palabras incrustadas en
mis labios.
Herían.
Eran la verdad y la espada.

53.

Quiero que empieces ciega con mi frente
volver muros tus ventanas,
yo soy para siempre la mañana
soy el sol y el mundo, soy la gente

Tu mirada será un muelle ausente
mis barcos cancelarán tu vigilia vana
sobrarán mis alas para tu libertad ya sobrehumana
Y para hachar silencios en tus manos, te bastarán mis
dientes

mañana es un sueño, pero mucho más un miedo

Tus ojos terminan en un recodo de un sendero
deja que tu ruta sea mi dedo.
Morderás mi semilla, más acá de la tierra
tu silencio (tu mejor palabra) ya será sincero
por tanta mitigada soledad que ahora te encierra.

54.

Si tú me escuchas esta noche,
cuando haya madurado la
mañana que te sueño, cuando entorne mi silencio ojos
adentro

Cuando un canto un poco torpe
se levante de las ranas de mi pozo
si asomas tu recodo al canto en que me asomo
y tus manos maduras pueden flores

55.

tanto cáliz derogado

56.

Desde dónde nos vendrá
este hijo desde qué hora
qué olvido o qué locura?

57.

la muchedumbre
se cerraba tras de mí
como un barco entre
un mar de gente corto

58.

Para arrodillar el potro de soberbia doblegado
recuperado el niño, desnudado el
cobarde
la coraza más acá del acecho
vuelvo atrás mi trono es
mi destrono
de no haber sido y ser mi
propio amigo.
Y a los amigos insultados
me descalzo la garganta
todo el mundo fue mi tarde
(inflamado el rencor de ser
mi propio solo)
para todo el mundo una ventana
que será mi propia lámpara
(un
ciego
logrado a mis espaldas)
Hoy los ídolos tienen primavera
pero pueden sucumbir de
sed y de impaciencia.
Hoy alguna madre hará
una cuna en mis trincheras
en mis recodos dormirá un
mendigo
porque ya puedo un umbral
caliente donde hice buches
de invierno
Pueden comerme las manos
también me crecen flores en
verano
y se me caen los ojos en otoño
Puedo amamantar de poesía al
que ha perdido templos
olvido los candados de
mi puerta para que
puedan los que vengan mirar
las estrellas desde mis lugares.
mi silencio es una nueva
comarca de plegaria
un cementerio para empezar
(el otro lado de las tumbas).
Ésta es mi nueva voz
mi primera primavera.
me sacudo eternas golondrinas
y corro por mi sangre para
anunciar mis remos
lavo con música mis dedos
que no tuvieron dogmas
y desde niño lograré
mi sombra para subir
por mi talón hasta
acomodar
mi nuevo bueno
en mis ámbitos desmantelados.

59.

aquí estoy comiéndome la noche
el verso moja la noche

60.

la lluvia se despereza en mi
techo. gatos de lluvia

61.

Habré sido tan falso que
un día
mi nombre será
un seudónimo

62.

si mi historia sin vez es un sendero prefijado
si el ahora es una cláusula de ser en cuando
si me persigue un inimposible imperativo de astros y
profecía
acatada mi irreversible y larga espalda de razas
destino inexorable
alzo mi rebelión de ser mi propio encuentro
este suicidio, tal vez (y este tal vez) estén escritos.
y sobre mi propio barro
seré mi propia mano seré mi propia imagen
seré el embrión de mi propia idea
y mi orfebre

63.

en un punto mi esférico infinito
albedrío dirigido.

64.

inapelable disposición de escalonadas álgebras

65.

yo soy ahora y aquí en cada lugar y cada día

66.

el infinito de un pasillo anticipado en perspectivas

extensión de siglos en un punto

67.

Somos hoy. Inocentes de ayer y responsables de
mañana.

68.

I

progresión
desandada — desmantelada

II

gusano de sangre — nómada
peregrino
topo

69.

El gorgojo medroso de la sangre
circular ermitaño de la indescifrable catacumba.

70.

asumir la proa
del ahora que
ha sido todas las veces
y habrá sido todo
el tiempo.

71.
EXCLUIDO CONTORNO

(ahora, cotidiana
meta, fin y faro
punto de partida provisorio)
imprevisible

72.

colonizaré tus selvas y seré
amigo de tus ciénagas

73.

Mi tarde tendrá el canto de
tus pájaros y volcaré mi sol
sobre tus últimas montañas
seré buzo y topo de sangre
en un punto de tus hormigueros

74.

probable es sólo aquello de lo que
tengo pruebas. Cómo dudar
de mí mismo si soy
todas las cosas que existen?

75.

Soy más yo que la opinión
de los que se pueden equivocar.
por eso no importa
desmentir los detractores

76.

suficiente hablar de mí con lo que hago,
¿desmentir a los equivocados.
yo no los equivoqué.

77.

cada cosa da su propia medida, mi
inteligencia me habló de sí misma

78.

permanecer firme sea cual
fuere el precio de mi fortaleza
aunque
mi motivo
les llegue a
confundir y
nombrar
con vanidad

79.

los libros esperan a cualquier
altura de la vida ser abiertos, la vida
no espera a cualquier
altura de la vida, ser vivida

80.

tú, sistema frutal

81.

Donde trajinan tangos,
alimañas de suburbios

82.

tu pelo largo pájaro de sombras.

83.

El sueño no me alcanza para soñarte
la voz se me atasca en la garganta

84.

Para tu mano de pan y de guitarra
y la lacia gaviota de tu boca
quisiera el canto que ya no te alcanza
y el fervor del mar sobre las rocas.

Para tu voz azul
Para tus ojos con latir de mariposa.

Para lavarte las palabras con silencio
para morder tu corazón de mano

85.

Cuando te haya zarpado rumbo adentro de
los ojos mi palabra nueva
cuando sea ausencia mi diaria lejanía
roto el mundo crecido sueño afuera
seré yo un poco tu melancolía

86.

A veces un rito de ausencia te reclama
y ojo atrás emprendes un sueño de espejismo
donde no tiene rostro la voz que llama
y te vuelves canto más allá de un abismo

Y haces un recodo más allá de la mirada
donde no te alcanza el mundo que se vuelve
vano

87.

En ti he perdido el rastro de mi espalda
la historia que me alcanza no llega hasta
mañana
y en la duda de que levanto mi pregunta
¿siempre todo es más allá de una ventana?

Ya no importa desde cuándo el sueño cambia
el rostro
el tal vez de profecía se vuelve
te acata.

88.

acatar mi rebelión
y maniatar el grito
crucificarme la garganta
derrotada
una raíz vencida sobre
la arena.

89.

He llegado a la hora de retomar el talón de la garganta
La voz recupera primaveras

90.

Mucho antes te quise
mucho hoy, aún, te quiero.
Pero no de la misma forma,
con el último romanticismo
de mi triste adolescencia,
sino con el despertar duro,
material, íntimo, de esta mujer
Con la fuerza que me da
el comienzo de mi grandeza,
y con la lucha de lo irresoluto,
lo extemporáneo, lo inconocible.
Pero sin el poder de la templanza,
de seguridad, de premio cierto.

91.

Un despertar sin sueños,
un levantarse sin ánimo,
un vivir sin un mañana
ni un hoy que me conduzcan
ni un ayer que me consuele.
un divagar constante.
sin camino ni frontera.
en un dédalo pequeño, enorme,
circular, desierto.
Bajo un firmamento sin luz
y sobre una tierra estéril,
entre el grito del silencio
y el dolor de la indolencia.
Con los nervios distendidos
y la sangre circulando
dentro de esta cabeza hueca
llena de todos mis devaneos.

92.

Vivo sin saber vivir
pero vivo, y aún espero
de esta vida algo, eso,
aquello por lo cual soy esto.
Esto que no sabe nada,
esto que nada aún ha hecho
esto que es el ser, mi ser...
mi motor y mi tormento.
Esto que debe moverme,
agitarme, abrir mis miembros,
contraerlos de impulso de la
savia de mis sesos.
Explotarme, darme frutos,
señalarme mis deseos,
mis potencias, mis designios,
por lo cual vivo y espero.

93.

Las palabras se me escapan
se desgajan de mis dedos,
corren saltan y se posan
sobre el lápiz, y el cuaderno.
tan sólo
Palabras, inventos
de unos gramáticos viejos
que me sirven esta hora
para asir mis pensamientos.
Lloras voces que se fugan
y se pierden sin remedio,
pero aquí están las palabras
para interrumpir tu vuelo.

94.

Rápido, corre y alcanza
al tiempo que se te va.
No esperes que se detenga,
de esperar, más se te irá.
No creas, que ésa, tu marcha
alguna vez detendrás,
mas sigue corriendo, empero
tal vez puedas igualar
su andar, si continúas
como hasta ahora, o si
comienzas en cero igual
para que en el adelante
la distancia sea tal
como hoy, y no que mañana
ésta aumente, pues verás
que recuperar carrera
con el tiempo no podrás.

95.

soltaré el pájaro de mi canto
inhóspitos
silencios que aúllan
como perros al extremo
de un espanto
de cadena

96.

explorar tu asombro
como a un pájaro nuevo
en una iglesia

97.

tus manos crudas

98.

La ola se vuelve un
tigre azul sobre la
piedra y salta y
grita y cae
de la derrota
sucesiva.

99.

Hoy mis perros no han
sido nunca amigos de la
gente, no conocen la paz
de las veredas
ni las rejas guar
dadas

100.

Esta tierra mía de flores sin tiempo de pájaros sin nido y
nidos sin árboles, donde mis jardines no tienen verano
y nadie juega con mis animales (tal vez no se ven mis parques
a través de la verja)
donde mis manos son campanas rotas
esta tierra mía sin sandalias
de verso crecido a la mañana
más acá del verano.

101.

La tarde de vino y de durazno
tus ojos de botella y vela ojos adentro
pero a veces la miga de tu carne
y tus manos de gaviota para mi tarde azul
pero el rincón de media tarde, trompeta de naranja
cuando tus uñas. Recuerdo, tus uñas. el mar
tus dedos terminan con el mar.
las piedras adivinadas bajo el agua fina
a veces la arena ronca.
Y tu piel de cala. Y tu secreto de sótano
¡Cuánta lanza olvidada!
¡Qué resignación de cerrojo sometido!
¿Quién lleva la cuenta de los tallos y las tumbas?
y la tarde, vino de la tarde azul de vino
la cadena subterránea de tu espalda.
¿tú tocas el violín?

la luna, una medalla, de fe dejada atrás.
¿Qué tienen tus uñas? ceniceros.
Cuánta vela apagada. Cuánta vejez desesperada!
Cuando teches tu insomnio con estrellas
mi tarde ya no será de vino.
Pero tus ojos de reloj.
Tu sonrisa de piano y de sandía.
La tarde equivocada. Vinagre.
Ya no quiero tus túneles
Mis palomas suicidadas en tus abismos.
Caja caja. Tus ranas. La raíz adivinada de tus venas.
a veces. sólo a veces
Para qué tus uñas tus orejas de caracol
el arco alertado en tus tendones.
Ya la tarde de vino se desnuda
Ya el vino. Ya no el vino!

102.

Nublada música (húmeda)

103.

Arranco desde la garganta del silencio tu imagen
aprendida entre Dios y el mundo
como una abeja inaugurada en mi propia primavera
Y este silencio que es un grito crudo
lago de sol y lanzazo de savia
rompe la eternidad porque siempre siempre es mucho
para abrirle una luna a la mañana
donde un ciego era un nunca para el mundo.

Tu sangre de espiga empuja el previo pan que rema
tesón de golondrina hacia el verano
y para ayudar tu imagen sin historia
agrego el sueño al jamás que has clausurado
donde termina la tarde de tu rostro

104.

para amamantar este de sol
tu sótano sin
cielo.

105.

I

siempre yo mientras la gente.
por eso no eres del todo mi tristeza
lo importante es el ritmo.

II

se te cae el íntimo trajín
por la mirada hueca
detenida
laberinto —
pintar escena que
se resuelva en una
estructura laberíntica.

III

siempre yo mientras la gente.
por ser todas lo son un poco
mi melancolía
eso no eres del todo mi tristeza

IV

lo importante es el ritmo.

106.

Tengo un puñado de andenes en la sangre
El corazón
A media asta como una medalla de dogmas
abolidos
Los ojos
Como cruces de cenizas
como escombros ya sin importancia de pájaros
y agua
He levado las velas de mis manos
y tengo el alma como un pájaro
de ecos.
Tu imagen ha redimido mis desiertos
Y saco tierra a las palabras olvidadas
como un vientre profeta de los hijos
como un ramo de andenes y de muelles.
estoy restaurando los barcos antiguos.
Te lo diré más simplemente
El corazón es como un sacerdote
de los templos de mi alma
se está haciendo la misa
y el corazón toca las campanas.
Te lo diré más simplemente aún
Te estoy queriendo.

107.

A veces creo que los pájaros que pasan
son mis ojos liberados
que van a hacer nidos
en las catedrales de tus manos.
Ése es el primer mandamiento
arrodillar los ojos ante tu corazón.
Un día tu vientre coronará un hijo
Y la sangre ascenderá el calvario de los
túneles
Ése es el último mandamiento.
Poner candados en las nubes
y esgrimir tu imagen perpetua
como un sol
del cielo del alma.
Guardarte
como un cáliz eterno
de un santuario renovado.
A veces creo que los pájaros que pasan
son tus manos
y sueño
que vienen a buscar a mis ojos.
Ése es el primer delirio.

108.

Y hablamos de cosas que tenían de nosotros
de torpes canciones y pájaros de palo
Y nos arrancamos el domingo de las manos
Y nos comimos nuestros perros de humedad y
sombra
mientras la tarde de todos, mientras el
mundo
mientras los otros
y nos rayábamos los ojos
con imágenes que se parecían a nosotros
y ahora no nos queda nada más que la cobardía
de que los ojos terminen a una esquina
y la voz sea más corta que la lejanía
Y nuestro olvido es infinito
cuando hayamos olvidado no podremos saberlo
Y aún nos queda mañana
y no nos decimos sino el hastío de los lunes
porque el silencio es mayor cuando alguna vez
no ha sido
Y estamos solos estamos solos de nosotros
Y el silencio tiene nuestros rostros
y el vacío tiene
nuestras manos.

109.

Recojo la palabra de la tierra, acomodo la vigilia sobre el rito de las naves.
Luego digo poesía.

110.

Porque te tensas feroz como los gatos
y tienes recodos donde hacer coraza
y encubilar tu acecho
quiero habitar en tus íntimas madrigueras
remontando tu recelo y tu oración sin rito
Desde la historia vacía de tus veces
(a qué nombre responde cada rostro recogido)

absurda rebelión grito lázaro de sol
acorralar la medianoche en tu garganta
y comerte la luna con las manos

tu soledad desmentida en el trajín profano
adhiere
mas adentro es un silencio callado
desbocar embriones de sol

Hasta morderte la verdad en la garganta
largo naufragio

111.

porque la gente está llena de tal vez
porque somos así
con fragores nocturnos y cotidianas derrotas
porque siempre estamos perdonados
o mejor todo es íntimamente mutuo y alguien
nos entiende y nos nombra sin sabernos,
porque mañana es un impreciso tal vez

112.

Y hablamos el profano lenguaje de los grises suplantando con
esquinas y trajín de

alto trajín de altura y buzo
y hablamos de nosotros acomodando la batalla en nuestra historia
sin canto
y ordenamos los nombres sobre los rostros
y los olvidos sobre las palabras vacías
y decíamos las cosas que son menos las palabras
porque somos veces donde hacemos las ocasiones de los
otros
Y luego desenterramos la luna
más allá de la gente coagulada clausurada
para desbocar un mar que nunca había sido
luego vino el mundo, cotidiana actitud a los
costados.
asumimos los oficios postergados
las lanzas derogadas
Y fragor del lunes el acecho y los recodos
en ronco silencio que arrecia por las noches
y la consigna de ser entre la gente
ahora tú masticando tu diario cementerio
vences la soledad asida como un ciego a las primeras
manos.
yo mitigaré tu naufragio

113.

De tantas transplantadas lealtades
De reivindicar tantos ídolos consagrados cada día
De tanto destituir soledades
y volver con el implacable ciclo de los tristes
marcando itinerarios
donde empezó a perder vigencia la esperanza
De tanto inaugurar historias
hallar el curso de los rostros
y corregir los dogmas con trofeos de dulces batallas
renegar la última vez del silencio
con un nuevo altar
Hora por hora claudicando
venciendo como un héroe de acero
que se repite cancelando sangres y heridas
porque alguna raza de tierra es así
entre dos veranos
telar de vientre sosegado de otoño
he sido fértil detrás de cada muerte
cada derrota cada ciénaga y cada trinchera
reconquista el niño amanecido
con un rastro nocturno que es olvido
y un sendero frontal que es sueño.
Por eso digo de tanto haber sido de tanto
andar sobre mi historia
tengo mañana todavía
y la esperanza sin clausura por vigilia
porque no he sido vencido hasta el suicidio.

114.

tu larga sangre, itinerario, se derrite

115.

Para ventilar tu larga sangre, itinerario de relámpago, una tarde
tu afán de corazón al miedo
rompe tu corazón sobre la sien de roca
se desnuca un infinito toro azul recién paloma
por buscar el talón de un alarido en la garganta
y alcanzar a una gaviota el rito de la tarde, como descubrir un canto.
Mi melancolía solitaria de guitarra,
más que ayudar las alas de mi sombra gutural que se desclava
se te acerca y lava
con el jugo de silencio de las manos
tu pasillo de siglos sin mañana

tu embrión de canto se derrite
tu ojo volcado propaga tu sonoro hueco
y tu atónito hermetismo desquiciado
se suicida de mañana con mañana para lograr desde un gusano un pájaro.

116.

Tú inauguras la mañana nueva que siglos atrás se sentó a esperarte
has despertado y cantas y dices el primer día.

Cuando tu pelo fresco busca el vértice
manantial infinito y montaraz
vencido al desmayo, pendiente del talón, brazos al suelo
sangrando silencio por alguna parte, ahorcado.

117.

Tu pelo de canto derretido rompe sobre la arena de manzana más allá.

118.

la ciudad está afónica a vino
vidrios como la borra de una
raza gris de café dominical

119.

Mi voz no pasa a recogerme el alma.
Largos pájaros de lenguaje indescifrable
barcos azules huecos de sangre
donde el latido no ha encendido un
pájaro
de lentas tristezas se levantan
como el vapor de la tierra
porque la lluvia no tiene sal
cerrojos
largos miedos de trincheras sin amigos
el amigo es una dulce ventana
a la mañana
de sacudir noches estáticas
largamente adheridos a la piel de la
garganta.
Mi voz no pasa a recogerme el alma
ni siquiera para mentirme que me
siento solo

120.

En las calles verticales los umbrales deponen acechos al paso
rígidos silencios
el bolsillo inconsciente
El silencio se derrite para enjuagar tu palabra
quedada
Y yo no digo de verdad
Me gusta mi voz y te nombro
para sentirte hermosa
importas porque tú,
y tú,
porque yo
pero igual mi voz es tuya
y si callo
y no te canto, canto.
(a veces me creces como el fervor.)
igual eres hermosa.

121.

la noche congrega mis alimañas
mis barrios se estiran y el silencio descansa
ahora la sombra me viene desde afuera
para templar mi larga, siempre espera

122.

el mundo se vuelve más rosas desde alguien que sufre
sin testigo
esta noche el dolor está conmigo
y la noche no pregunta y pasa

123.

catedrales de música derretida
mar, potro de silencio
porfía
el hijo se te va en el otoño
de sangre

124.

dónde están los inocentes a la hora de la
sangre
en qué se ha perdido el oficio de la culpa
y el temor de morir siendo de carne.

125.

Hoy, siempre
redondo punto
de partida
hito diario
de ser hacia mis
horas
puente de ahora
que lleva la
cuenta del
río de mis veces.

126.

tengo miedo de
no volver a persignar-
me nunca.

127.

Un día se levantó
después del sueño
y al ir a lavarse la
cara vio que había
perdido
el niño.
¿quién era
ese que era yo?

128.

He tachado una por una las palabras hasta lograr el silencio.
¿Qué sabrías tú que no siempre el silencio era silencio?
Yo desmantelé tu imagen que se obstinaba cada noche
Yo quise envenenar el sueño y devasté los países
donde te hallaba mi solitario pescador de lunas.
Yo, este lado de la lejanía testigo del silencio que
arrecia.
La poesía me crece por dentro como una dulce hiedra
¿Qué sabrán los que vengan a rezar, cuánto embrión
guarda y niega una tumba?
Yo, largo rito de callar
de ser dos olvidos, pero dos recuerdos.
Yo he suicidado las naves cotidianas
como flores de otras razas crecidas en mis muelles sin
partidas
cuando se hinchaba de himno y profecía
tanto silencio
tanto dulce
tanto dentado mar contra tus piedras tantas veces.
Yo yo he callado
he emigrado como un ciego
masticando actitudes de zaguán
ebrio de guerras y ciudades
con el furor rítmico del mundo inimposible
Yo he surcado largos países de silencio
mientras el filo lateral de las esquinas
mientras se derretían (todavía se derriten)
viscosos tangos calientes
y chillaban obscenos los faroles roncos
Yo he callado mientras el tibio sol
mientras el agrio sol
mientras las caricias y los insultos
boqueando trincheras contra los umbrales
yo he callado mientras Dios
y mientras mi grito salvaje de ciego sin barandas
Yo mientras los gatos feroces en las manos
mientras el infinito presentido desde las
justas cárceles
mientras los cerrojos
y el barro derogado o el barro completado día
a día
yo mientras tú, mientras yo y mientras
todo, he callado, he mentido
con un feroz alarido de silencio
Pero ya la oración excede mi mutismo
Ya se desborda como un crepúsculo
azul que se libera
más el inmenso albedrío de los hombres
el más libre que el albedrío de un hombre
y lanzo mi paloma
como una sola vez de un rito que irá a morir
a tus lugares
para encontrarme la verdad ahorcada entre
las manos.

129.

sacudirme la Música de las manos
disipar la música

130.

No me siento muy nada escribiéndote
también desde el campo
En este momento la única diferencia entre
un muerto y alguien que duerme es que los que
duermen en un tiempo dormían
Digo que se despiertan
Hoy es mañana y yo digo hoy en ayer y es
hoy. Son las cinco o seis o más o no sé qué de la mañana
y en verdad para mí son las qué sé yo de la
noche.
No he podido dividir en dos un día de dos
Mañana. firme propósito. voy a dormir
Si un auto se para a mitad de camino nunca
pienses en volver o seguir. quédate donde
estás. yo seguí. cuando vuelva (a pie)
pasaré donde quedó el auto. ¡Qué joda!

131.

si un día tu mano se acomoda
sobre mis palabras
si inventé la música que tenías
si te pasé la boca por el beso
o si mejor
alguna lámpara
una primera
sobre un ojo que te empezó conmigo
entonces
habré cantado.
después que camines mi voz como una
hormiga
inventando la tierra
que te esperaba
un día tu alma
me saldrá por la garganta
y te buscará un espejo
caminará tu insomnio
sobre el mío

132.

Como una inferencia más, para
que las cosas puedan antes o
después y aquí o allá, de eso
de las cosas mismas como un
río que pasa bajo el puente del
ahora, se piensa el tiempo
imprecisa sensación del ser en
una dimensión sucesiva donde
las cosas pueden pasar.
Tal vez el estatismo que se pretende
a un mundo sin tiempo tendría
otra dinámica que no fuera
la puramente encadenada.

133.
INVENTARIO DE SOLEDAD PARA MI CULPA

ODAS Y ELEGÍAS

Estas cosas se hacen siempre mal, porque son malas.

CANTO PRIMERO

PRIMERA PARTE

I

No quiero acarrear estos puñales
suministrar alas heladas
ni amputar sueños.
Todos somos el derecho de todos
mientras yo festejo nuevas anclas y brújulas nuevas
tú vas por la casa recogiendo fotografías.
Yo te quería tal vez
tal vez te quiero todavía
tal vez tantas cosas todavía.
Tú estás lejos enhebrada por pasillos y trincheras
por ventanas que la mañana moja
con sábanas infinitas
y yo estibo en mi garganta este árbol de clavos
yo llevo tu muerte
en mis manos que lloran y tiemblan
porque querían ser golondrinas.
Amiga
vieja compañera
mi amor no puede sucumbirte
pero se me escapa del alma.
Esta impotencia de redes
esta agua que se adelgaza entre los hilos
Cómo puedo morirte sin muerte?
cómo puedo vivirte sin morir?
Hay volcanes que tiran de mis ojos
como toros empecinados
hay timones que llueven sobre mi corazón.
Yo te quería.
Y hasta a veces me lamía sediento las heridas
y vigilaba anhelante las espuelas
de nuestras batallas.
Recuerdo nuestra cama
la última
como un barco
tal vez como una mesa sola en una casa sola
recuerdo tu espalda
tus ojos distantes
tantas veces mi mirada naufragada
mis huidos cuadernos
mi fulgor de ceniza
mi ronquera de rincones
recuerdo una por una
cada cosa.
La geografía de mi memoria
se echa a dormir en las bahías de tu cuerpo.
Y yo no quiero dolerte
yo no quiero las palabras del olvido
esas que amordazan los antiguos poemas
las que arrasan el amor con el nombre nuevo del amor.

II

Yo no quiero pisoteando borrar con pies desaforados
aquellos caminos esenciales
aquella amada piedra
el árbol sospechoso
el primer jardín de las distancias.
Durante tanto fracasado milagro
durante tanto extravío he querido quererte
tal vez lo conseguía
he querido juntar en un retablo amanecido
los pedazos indescifrables de mi alma en ruinas.
Y en ese inventario de turbias demoliciones
de escombros de suicidios a los que llegué tarde
tantas veces no encontraba mis pies o mi nombre
o equivocaba el orden de mis dientes
y ponía esa incriminada golondrina
en el lugar sonoro de mi corazón.
Estas páginas son siempre las sábanas del amor
las de los pies fugaces de mi boca.
Y en una ráfaga de agonizadas palomas
veo aquel denodado poema
la letra vegetal del amor que se hinchaba
veo aquella estrella hecha de beso
el muelle tanto pan y algo ventana de la espera
en que nos dábamos la mano para tantear al hijo
que venía
y vena
por tu cuerpo
con su inmóvil galope de duraznos
su naranja de terremoto
sus manos que se han hecho pequeños barquitos de papel.
Perdona que no ponga si lloro mientras escribo.
El canto de la muerte es en silencio.
Yo sé que a veces creías que por vertederos finales
y cerrojos
amainaban esas cartas y esos lejanos meses de lejanía
y esas fotografías ocultas que te dolían silenciosas
en algún cajón
donde se guarecían monstruos
y venenos
y nombres prohibidos.
Yo sé que a veces detrás de mis desnudos antifaces
sentías gemir
crujir
jadear
o suspirar los tallos que se iban despertando
y que contabas con genital paciencia
como las de aquellas plantas que eran casi flores
las hojas nuevas que recuperaban mis pupilas.
Yo sé de mis trincheras
de mis uñas
de mis agónicos recodos
sé de algunas palabras
que se escapaban como humedad o promesa
de esas intrincadas olas del asalto sin besos
de la espuma a veces solitaria
de los arcos iris que no tenían suficiente cielo
y de las otras playas extáticas a veces
donde entre viejas resacas íbamos reconstruyendo
con ansiosos dedos y clavos de saliva
el barco de nuestro primer naufragio.
Todo lo sé.
Sé que las flores serán las de un desierto.
Sé que te di una paloma herida que cuando trató de volar
abrió su tajo en llamas y te mojó de sombras.
Te dije que vinieras y te dije que no vinieras
te regalé las llaves pero clavé la puerta.
Qué puedo hacer.
Cuál es el primer día del fracaso?
cuál es el límite de la derrota?
hasta cuándo se golpea
hasta cuándo se uñas y muñones
en este derrumbado túnel
sin salir o morir?

III

No volvimos a preguntarnos por los anzuelos primeros
por aquel zarpazo de nombres que entró o entré
como una inundación en la casa de nosotros
derrumbando sillas y mordiendo retratos.
O mejor no volví a respondernos.
Fui de nube o peor de humo
anduve escabulléndome como un fusil
con la promesa debatiéndose y la traición furtiva.

IV

Tu dolor me duele con páginas vacías
con días que no supe que iban siendo despedidas
tu dolor me sube como un candado y me muere
me escupe la voz con flores de raza equivocada.
Tu dolor soy delito y sacerdote del otoño.
Pero hay caminos que estallan las anclas
una marea de caminos
una marea alta
una noche de faros ululantes y tiniebla a gritos
y yo zarpo como naciendo o muriendo
y te arranco de cuajo la memoria.
¿Cómo pedirte perdón
con qué palabras
con qué caricias secarte la casa solitaria
con qué besos enjuagarte los besos que no quedo
con qué olvido no haber sido
con qué recuerdo quedarme?
En mí se trama una rosa de desiertos
un nudo de ebriedades sin Dios ni horizonte.
Tantas veces parto
tantas veces apenas llego y apenas parto
después de tanto apenas vuelto.
Tantas veces mi hijo me ata la sombra
con sus atroces juguetes
y me fusila con su voz de colibríes
con su voz pequeña de candentes precipicios.
Tantas veces.
Tantas y estas fotos con que me suicido de a poco.
Este minucioso veneno
qué puedo hacer
cómo quedarme este espantoso equipaje de cuevas
metido siempre hasta los ojos
en mis cuadernos de pozos o trincheras.
Yo quisiera llevarte la mañana
un racimo cotidiano de canciones
y esas rosas que hablaban rojamente
como un pan de velas encendidas
pero te llevo la ronquera de mis manos
mi voz que tropieza
y un espejismo de días sin bandera.
Quise fundar mi memoria
deponer mis lejanías
redimir mis huellas
rendir mis salados recovecos
decirte un día
después de tantos días
que ya había vuelto
darme cuenta de tu mesa congregada
y apreté los dientes y cerré los puños
y contuve el aliento de mi arreciante podredumbre
pero te clavé de desertadas canciones
te crucifiqué de desmentido herrumbre
con altares disfrazados
con cadalsos que tenían voz de sirena.
Tal vez dos muertes no sea bastante
mis pezuñas criminales devastarán cada cúpula sagrada
cada almena depuesta
cada arco de rosas que se te haya caído en la batalla.
Y yo quedaré herido con tu espera
con tus rosas de nuevo
con tu traicionada primavera.
Y yo quedo herido pero no me muero
y mi herida es culpa
y mi dolor tendrá sonrientes espejos
cuando no quiera verme frente a frente
con el cuchillo ensangrentado de luna
y el poema ensangrentado de silencio
cara a cara con el crimen.

SEGUNDA PARTE

V

Un día en nosotros fueron todos los ovarios de la tierra
telares de alba nos buscaban la lengua
carcajadas de lava levantaban nuestro aliento
desatados ríos acarreaban
la primavera hasta mi cama sin cenizas.
En el pan nos encontrábamos y en la campana
y el aburrimiento no andaba socavando ni enmoheciendo.
La rutina no lamía las cosas que sostenían el día.
¿Cómo decirte que ahora sí.
Dame tu herida como una sonrisa
para poner mi puñal como una rosa.
Cómo puedo no terminar esta carta
con aquella misma estrella
cómo besar la frente de nuestro hijo
yo cómplice de la noche
polizón de la puerta.
Cómo martillar su mirada desnuda
con mi espalda turbulenta de nuncas?

VI

¿Cómo cambiar tu nombre por el de una hermana
cómo darte de beber estos andenes
cómo asestarte este puñetazo de lágrimas
cómo decirte estas equivocadas brújulas
cómo pedirte que guardes
los zapatos viejos de mi historia?
No me voy de tus altares a otros templos
mi boca no trasborda nombres
mis sueños no se visten de nuevos lenguajes.
Me he quedado sin Dios
eso es todo.
Ahora ya sé que no puedo construir a Dios con sólo rezos
a pesar de que nunca tuve palabras suficientes
ni manos apretadas suficientes
o que ahora nunca las habría tenido.
Pusiste en el teléfono tu voz
como una ofrenda
como una mansa llamarada de campanas.
Yo les arranqué el domingo
les amputé las alas
te escupí la lengua con ronquera.
Siempre el mismo labriego de flores venenosas
de cosas con las que no se puede hacer pan.

VII

Ahora necesito quitarme la coraza
ser mucho más víctima
decirte que lloro
ser menos culpable
estar un poco loco
tener olor a sonámbulo
pasearme por nevadas cornisas
abrir la boca para que entre
alguna herida a raudales.
De par en par el silencio
para tener alguna lápida
que llame a los que vendrán a perdonarme.
Y sin embargo no comprendo el perdón.
No sé siquiera si edifico en esta página
un espejo
si le escribo esta carta a mis insomnios
a mi conciencia
si quiero demorar la copa clandestina
la azotea que se derrama sobre las sirenas
los sueños desterrados.

VIII

No quisiera ser el turbio sacerdote
la ritual cicatriz
la canción que se condensa y lava.
No quisiera ser mi absolución.
Quiero bayonetas ladrándome
jardines ladrándome
arrojándome puñados de sequía
conminatorios hermanos
sin sillas para mi destierro
un inventario de soledad para mi culpa.

IX

No soy un emigrante
prófugo de la tierra
gangrena planetaria.
Pero antes de irrumpirte esta carta
antes de estallarte la boca
de hacharte los ojos
y machacarte hasta la última ceniza
quiero dejarte el mapa de mi cueva
el itinerario de mi despavorido escondrijo
para que si un día
amaina mi crimen en tu carne
y puedes enterrar también
las cruces de tu cementerio
vengas a mis costras sobrevivientes
a encontrar al amigo que también fui
nube
que tampoco claridad
que ni siquiera pañuelo.

CANTO SEGUNDO

TERCERA PARTE

X

He releído esta carta durante la que mi boca
no tropezó
ni acampó para secarse el sudor.
Apenas alguna ventana del avión
el tórax americano
disminuido bajo la altura
como una dentadura de piedra.
Montañas desencadenadas
cráneo
mandíbula geográfica.
No podía detenerme
borbotones de lámparas envenenadas
se me desmoronaban por dentro
y caían al renglón amigo
al silencio ordenado
e inventariado en blanco.

XI

Hay en los hombres la misma
fatigabilidad de la tierra.
A veces se cambian las semillas
a veces se amamanta el polvo
con sus propios hijos
como las gatas que se comen la placenta.
Y a veces a pesar del sudor
de las tempranas fatigas de las lluvias
y las nobles semillas
la primavera sopla en la flauta terrestre
pero la canción de espigas no brota.
Es entonces cuando el terreno está ronco.
Los cardos andan recuperándome el alma.

XII

Con esto no digo
que ninguna flor es cierta
o que no podríamos poner
los mismos cardos
en un jarrón
sobre la mesa.
Digo que la arena me intenta
que la piedra me interrumpe
y la aridez logra mis vetas.
No quiero los nombres
cotidianos del amor
para nombrar su muerte.
Sería demasiado doloroso.
Amiga
yo tengo esta enfermedad de tinta
y a veces la piel de mi alma
se oculta debajo de mis costras
se esconde en el agua de las ampollas
bajo el pus enmascarado de las pústulas.
Tú lo sabes
has deletreado mi boca tantas veces.
No puedo emprender este lanzazo
sin disfrazarlo de paloma.

XIII

Voy de carta en carta
de nombre en nombre
de amigo en amigo
de recuerdo en recuerdo
palpando a tientas
el óxido y el terciopelo.

XIV

Hablo a los amigos con que hablábamos
lloro sobre nuestro cubrecama en mi memoria.
Les sonrío a las macetas del balcón
a través de la distante ventana.
Estoy solo en esta culpa
como un cáncer de carbón en una napa de oro.
Y no sé mentir ni decir la verdad.
No puedo quedarme ni partir.
Lloro o sonrío
le hablo al espejo
al aire
me miro la memoria al espejo
me miro el crimen y el silencio al espejo
me miro la vida y el futuro al espejo
sonrío o lloro
es la única imagen que recojo.

XV

Si pudiera haberte regalado muchas más flores
flamantes puñados de canciones
una camisa de besos para tus hombros
donde hacía pie la tarde...
Recuerdo cuántas veces volvíamos de la rabia
con espuma de cuchillos en la boca
salpicando gritos derretidos aún
y de repente la espuma era de súbita flor
los gritos eran súbitamente tules que volaban
y deponíamos esa especie de odio indesterrable
escondiéndolo bajo la alfombra
detrás de algún párpado
o entre las muelas junto al musgo del tiempo.
Recuerdo cuántas veces
estuve por escribir de nuevo
la palabra amor
y mi garganta se agachaba
o se quebraba en el aire
como un barrilete roto
y te decía apenas una mirada esquiva
un recodo en la boca.
Nunca habré sabido dónde empezaba esta carta.
Tal vez en algún descuidado ademán
en un borbotón de murciélagos
cuando vigilábamos mariposas o atajábamos
guitarras con el pecho.
No lo sé
no lo sabré.
La vida es un laberinto sin retroceso.
La piel de la tierra era toda caminos.
Tuvimos pies para éste.
El destino era cualquiera
y emprendimos esta memoria
con lentitud de empecinados dientes.
Y aquí estamos ahora.

XVI

No puedes mirarme a los ojos.
Te llamo para que lo hagas
para que precipites tu última herramienta
tu último anzuelo ávido.
La vida no nos permite
una vuelta de pista preliminar
un recorrido estudioso.
¿Cuántos errores nos quedan-amos
por nacer o morir?
Yo no lo sé.

XVII

Ayudémonos a alguna paz cualquiera.
Yo siento que llegamos
a la cima de nuestras manos
a la cúspide de nuestros almanaques.
Aquí nuestro camino cae bifurcado.
Nos queda un único cauce común
la única vaina donde esconder esta ceniza
nuestro hijo.
Él es el guante que guarda
nuestras manos juntas.
Qué más puedo decirte?
Es cuestión de decidir.
Decidir quedarnos o decidir partir.
Decidir durar o decidir decidir.
Y yo tengo miedo de saber
que ya he tomado mi rumbo
que ya he echado a andar el viento
que mis velas se hinchan y tiran
y que el tiempo ya me da la nuca.
Quiero un último tramo de espejismos
para arrancarme si es preciso las manos
buscando el agua en nuestra arena.
Por eso quiero que vengas
para que la tal vez última vez
no haya pasado inadvertida.

XVIII

Caminar por un muelle como un ciego sin saberlo
es un poco lo que no habría pasado
no es justo resbalar.
Debemos arrojarnos o permanecer de pie.
No elijamos la cobardía del tropiezo.
Ya tanto ha sido casualidad.
Yo no quiero darle llaves al destino.
Soy yo el jinete de mi vida
timonel y fogonero.
Subámonos a la locomotora aunque sea sangrando rieles
pero mereciendo el rastro que dejamos
aunque sea de escombros y gangrena.

ÚLTIMA

EPIFONEMA

XIX

¿Cuándo empieza la certeza?

XX

Un interminable camino
de certeza.

ÍNDICE

EXPOSICIÓN DE LOS PERÍODOS

DIVISIONES

Prótasis / I
Epítasis / V
Epígrafe y catástrofe / XIX
Avisada estrella (guía en el trayecto): William Blake

Cómo juntar lo que
el dolor destruye.

134.
CARTAS ENCENDIDAS

He puesto sobre la mesa sus fotografías
no pude acomodar su ausencia
porque hace ya muchos poemas
se disipó con ciertas cosas
Mi ropa está aún en la maleta
He escondido tu retrato en un cajón oscuro
porque no quiero mirarme la memoria
con esta mirada nueva
He dejado el tiempo sobre la mesa
pero se fue a la calle
con la noche a cuestas.
Yo estoy con la tristeza puesta
desnudo sobre la cama
un poco sábana el cuaderno
y esta fría sábana extranjera
A veces me asalta tu nombre
como una actitud de supervivencia
pero me muerdo los labios
y escondo en el cajón la lengua
Todo lo demás lo escondo aquí
quiero que sepas.
Ella mira desde mi alma desierta
yo no la miro
yo no la miro a ella
Le he pedido perdón en una carta
Le dije los caminos y también la tristeza
Le dije que las cosas se me escapan
que huyen a veces al poema
y que algunas otras se refugian
mucho más allá de mi cabeza
Le dije que no te he conocido
Le dije que nadie y me mordí las venas
Le dije que me crecen los zapatos
que a veces me entristecen cosas viejas.
Ella no dijo nada estaba inmóvil
en el aire ausente de la pieza
la carta aún no la he cerrado
para que mi corazón la lea.
La he escrito para mí, para mis culpas
para que me indulte aún la primavera
para que vuelva hasta mi insomnio
en los feroces días de la condena.
Mi sentencia es la vida
no hay nada que quede más afuera
Miro otra vez su retrato es siempre el mismo
ella me mira yo no la miro a ella
La tristeza es a veces infinita
del olvido ya perdí la cuenta
el alma vuela se evapora
y se asienta en cada cosa y queda
Ahora ya termino esta paloma
es la hora de ti, es cuando llegas
y atracas tu perfume inmenso
entrando como el alba por la puerta
el recuerdo es una flor nocturna, se abre
mi alma se evapora y vuela
tu imagen la tripula amiga
tu nombre la ilumina compañera
Toda mi historia duerme dolorida
Toda mi historia canta y se despierta
por la ventana entra tu canto amigo
y el silencio huye por la puerta.
He venido con los besos a la página
con los dedos untados de tu ausencia
tu cara pleniluna mi recuerdo
tu vida me está haciendo poeta.
Tengo que hablarla por teléfono
(Tengo que hablarla por teléfono)
Tengo que contarte algunas otras cosas:
tengo una foto mucho más pequeña
que me mira y me hunde ya lo sabes
que me asesta su pálida inocencia
Voy a buscar tu foto ahora, ya la tengo
es esa donde tú me besas
o te beso yo o nos besamos
y el aire hace el amor con la tristeza
(el aire hace el amor con la tristeza)
Ya las tengo todas casi juntas
pero aún no las puedo poner cerca
Él me anuda a su mirada inmóvil
mi alma consiente a su mirada inmensa
Ella me mira yo no la he mirado
Tú que me besas
Yo que creo que comprendes ahora esta tristeza
Ella me mira yo no la he mirado
Tú que me besas
Comprendes ahora esta tristeza?
Ahora debo decirte francamente
que miro su retrato para hacer que vuelva
como una resaca todo lo pasado
Sabrás entonces, si después de ésta
no recibes otras cartas encendidas
que he dado aquellas cosas por perdidas
en el fondo de las fotos y que ella
me sigue mirando y yo también la miro
y que tus fotos quedarán sobre la mesa
cuando esté partiendo cuando me haya ido
por un olvido que tal vez recuerda.

135.
TU BOCA DE GAVIOTA COMO UN PUERTO VACÍO

A veces te pienso
dormida
(porque siempre te pienso cosas fáciles)
en una playa cualquiera
lacia como un pájaro
tu boca de gaviota como un puerto vacío
y yo llego
(en los sueños hago lo que quiero)
pienso que tus ojos cerrados se parecen
a redondas flores de silencio
y te los beso
o busco no sé qué polen
en mi ciega sed de zángano
y no te despiertas
y juego entonces
como enjuagándome las manos del mundo
en tu pelo ronco de arena
y te miro la boca
como una gaviota frutal
tu boca lacia en la mansedumbre del
silencio.
Cuando hayas leído esto
sabrás que ni siquiera en sueños
bajo a beberte la sonrisa.

136.
UN LARGO SUICIDIO MINUCIOSO

Nunca te he contado que cuando yo no había
elegido todavía mis pájaros,
vivía en una casa con rostro verde.
Allí fui feliz.
Vivía en el amor sin conocer su nombre
y en mis sueños aún no había puertos.
Pero un día entró un pájaro ciego, con mirada de azufre.
Creo que yo tenía la sonrisa como la tuya,
como un castillo de marfil.
El pájaro voló esparciendo miedo,
salpicando sombras.
Luego nunca pude olvidar la palabra pecado.
Alguien arrancó las rejas de la casa,
profanaron las flores,
usurparon raíces a la primavera,
echaron escombros al río que ciñe aún el terreno
y la cintura del verano no tuvo nunca más guitarras.
No he vuelto a ver la colmena estelar,
la noche de Casuarinas con mil luciérnagas ancladas.
Esas hojas que arrancamos juntos
para palpar el olor del eucalipto, la savia
en voz alta de la hiedra, me recuerdan
el olor de mi memoria virgen sin ronquera aún,
como los pies de un niño.
Y desde que empecé a dejar de rezar,
a perder de vista el miedo y mucho más la esperanza,
desde que mi vida se volvió un largo suicidio minucioso,
no había vuelto a anticiparme
al nombre del amor,
a sorprenderme enamorado,
a encontrármelo dentro sin haberlo hecho pasar.
Por eso me gusta verte.
Decididamente no hay nada
que me guste más.
Saber que estás viva,
contenerte con mis ojos lanzados
insaciablemente hacia ti.

137.
AMO TUS DEDOS DE MIMBRE QUE HE VISTO LATIR COMO PALOMAS

Amo tus dedos de mimbre que he visto
latir como palomas
y tu silencio sin principio
al que no pude asestar una palabra.
Amaré tus cosas (ya lo sé)
una por una mientras sean,
y amaré tal vez, el quizás odio
con que te nombre a lo mejor mi abandono de mañana.
Te amaré como cumpliendo una lejana
profecía,
te amaré y sabré ese desde siempre
con que se esperan sin saber las
cosas que serían
Amo tus mil quizás con que supongo
tus cosas,
y tu tiempo a la espalda que me duele
porque ahora sé que era una espera
que ignoraba.
Amo tu vida azul que no me has
dicho
la piel de tu voz nunca tocada
y esta duda de todo que te vuelve incierta
Amo tus ojos de luna quemada
y de ombligo y remanso o caracol ausente
Amo el lanzazo o la ternura de tu
dedo que apacigua
tu pelo de tormentas y de olas amansadas.
Y esa dócil entrega en que mis mejores
palabras se hacen tuyas y esta
primera manera de hachar como
un náufrago un muro de silencio.
Amo este rito de mirarte a la distancia
y tu tal vez lateral sospecha de miradas.
Amo el estruendo de silencio
en que te callas
y esta aún lejanía que te acerca y te
hace sueño.

138.
LA CARTA DEL OLVIDO

Amiga mía. No sé ni siquiera cómo decirte querida Graciela.
Ya no te goteo de las manos a la hora de la poesía que tu soledad acomoda.
Y sigues tejiendo pariendo o sangrando
pero ya tu voz no me busca
como un barco
—yo me quedo con el humo y la sirena—
que pone más allá la lejanía
que se va y me hace espalda
que pone más acá la soledad de haber quedado o de haber sido partido
olvidado
o ya no más o peor, ya nunca.
Ahora pierdo tu costado
tu tácita presencia
tu sitio regular.
Ya tus palabras no me hacen casa.
Tu barco parte y me regala un muelle.
¡Qué triste amiga no andarte la poesía!
Qué triste el desembarco o el destierro
la culpa o el olvido porque sí.
He sido vaciado de tus cosas.
Tus ritos me derogan, y en la clausura
tu silencio
la manera final y la más anónima de tus palabras
me asuela como la tristeza de no ser
de haber sido y ya no ser.
Ya no doblegamos el imperativo de los astros
los astros nos preceden y ya no nos esperan
para no equivocarse.
Ya somos obligados y libres en nosotros como en una jaula redonda.
Nuestro albedrío no excede nuestras manos
nuestro sueño.

Abrimos la reja de los pájaros, como para irnos
y nos quedamos.
Somos peceras y somos los peces de adentro.
Y nuestra libertad redonda o cuadrada
o qué más da si mensurable
está crucificada cuatro veces por cadenas.
Amiga, hicimos una ruta
y éramos testigos.
Ahora nos volvemos y la tierra se quema.
¿Cómo señalar el regreso?
Es cierto
el que encuentra una razón para volver
ya no parte por lo mismo que se fue
y, sin embargo, ¿quién tiene la razón de desandarnos
de evacuarnos el recuerdo
de nombrarnos con olvido como lavando el veneno
o cerrando con tierra por las manos
puñado por puñado el pozo y el abismo?
Ya no será el desierto alrededor.
Ya no hay alrededor.
La arena pierde el cerrojo el vientre o la garganta.
La arena toda.
Ya no somos el agua la fantasía el espejismo
el pozo o el aljibe.
¡Qué raro haber sido! Es como conocerse en otro.
Y aquí hemos sido porque recién se ha sido cuando se fue.
Y yo amigo de verdad amigo
de verdad aunque no tuve la rosa
la fruta, como tuviste la rosa y la fruta y la bandera
te hice mi casa de poesía sin poeta
con la flor por adentro de la tierra
y el hormiguero que te hacía mi garganta
—como el agua en la arena del silencio—
aún te llama
aún te canta o te levanta
con ronquidos, con voz de palo sucia o ensuciada
aunque ya no me espere tu voz que me dejó a la espalda
aunque me haya atrasado a tu costado y tu tristeza.
Hoy te busqué
me busqué por los jardines de tu canto
revisé las tumbas y las cruces como el último muerto que se busca en la tierra ya sin tiempo
en los soldados de la guerra final sin derrotados
y no hallé mi nombre, no hallé mi tumba ni mi muerto.
Como si no me hubiese llamado o no hubiera sido nunca.
Un día hallarás mi carta del olvido
esperando que tú también te vuelvas sobre los jardines.
Tú tienes una flor y una campana con tu nombre
pero no hay tumba ni partida bajo tierra.
Allí me asumirán los siglos
esperando que me halles en la espera
hasta que leas esto o hasta que no vuelvas.

139.
TENGO UN SUEÑO PARA TI

Para tus uñas como olas detenidas
para tus párpados de sepulcro y uva rota
para tus rincones que no descifra el sueño
para tus encías de sandía y tu seno
de miga
para tus dedos de caña y de guitarra
para tu silencio después de tu palabra,
para todas tus maneras que yo ignoro
para las cosas más simples con que eres
para tu olor madurado y tu ensimismamiento
para ellos tengo un sueño, una
palabra y una costumbre que no
empieza

140.
Y TODO SERÁ MI PAÍS COMO UNA ISLA CONQUISTADA

Arrasaré tus territorios de silencio
con teas de alaridos
y amansaré tu hermetismo huraño y temeroso
como inventando contigo algún lenguaje
primero
y esperaré sentado ante tu tierra
como un labriego
Lavaré de sombras tus recodos
y responderé con tu verdad mi incertidumbre,
y ahuyentaré el pájaro de miedo que te
habita para que, niña, llores o
retoces instintiva
Acurrucaré una palabra tierna en tus
zaguanes
enjuagaré una mano en tu pelo
silente
Amamantaré tu silencio que yo mismo
clausuré, y callaré con él,
porque habré arrostrado tu manera y arredrado
tu hermetismo,
y todo será mi país,
como una isla conquistada.
Al pie de tu sangre vertida,
erigiré los momentos de principios,
y ante mi sudor llorado,
blandiré mi tesón que será fervor y devoción
mañana.
Aprenderé a Dios en ti que lo descubres en mis
cosas,
y seremos mutuamente tú,
en un nosotros completado.
Luego diremos el amor y el tiempo,
clavaremos estacas
y las proas desenterrarán las oquedades del
hambre,
gritaremos en las bocas de las catacumbas
y anticiparemos historias.
Tildaremos planisferios,
el beso sedentario aprenderá la ruta
del salvaje y místico calvario
El viento o río blanco se enredará
en las cúpulas de ventisqueros.
Se enrollará como una bandera de la
espera o un primer heraldo del otoño claudicado
correrá un barco de víspera
por la sonora vena,
y la vigilia tendrá un rostro imaginario contra un
puerto.

141.
LAS MANOS DE TANTO OLVIDO

A veces un viento de soledad me pasa
entre las manos.
y recoge de mis oquedades
esa larga espera y sueño
de aunque sea hacer buches
con las hebras de la brisa.
Es una manera de vejez.
Todo ha quedado
y el polvo
tiene en las cosas olvidadas
la extensión del más acá
después de una última vez.
¡Si las últimas veces se supieran
de verdad
dimitiendo sueños
y cerrando eternamente ventanas
de vigilia!...
Pero es una como todas,
con una espera infinita
que no espera.
Ya nada llegará.
El viento ha muerto
y las manos como hélices
de molinos acalambrados
están tendidas
, árboles mutilados
con rictus dolorosos y de asombro
en las ramas detenidas.
El mar ha bajado
aquí sobre mi arena
de playa con recuerdos que parecen
fantasía
los barcos secos
—que nunca echaron anclas
de renuncia y paz
pero que no auscultarán ya el
pulso de las olas—
los barcos muertos,
las manos
de tanto olvido
que casi ignoran los senderos
de la piel
las manos untadas de silencio y
delirio
que ya no podrán acariciar
que tienen para la caricia
la carraspera hostil
del pan viejo y la madera
y que sin embargo
revolotearán otras frentes
austeras como las vasijas
y aprendidas como la ternura
que mienten
los que ya no pero que deben
amar todavía.

142.
UN MURCIÉLAGO DE SOMBRA TE DESCIFRA LOS SUBURBIOS DEL MIEDO

El acoso de mi imagen
te propaga en los
lugares infinitos que te ahuecan
hacia el sueño
un murciélago de sombra
te descifra los suburbios del
miedo.
Donde el paso fatigado claudica
la persecución del infinito
comienza la duda de tus márgenes
y más allá el eco te responde
como un pájaro de diluvios
que averigua tus orillas.

En tus recintos con palomas resumidas
el grito va a buscar sus alas en el
eco
recoge las viejas alas y canta.
Eres sonora de silencio como un templo
y en ti hace casa y puerto mi
palabra.
Un día apoyaré el fuego en la leña
de tus manos.
y la sangre que se alarga y medra
en tus laberintos
tiritará con palomas de campana

De tus dedos de caña humeará
el olor del pasto
como un incienso bueno
y el pelo silvestre
tendrá nudos de agua

Los caracoles de tu oreja
tragarán tormentas
porque desde ellos
tocarás mi alma.
Seremos poco a poco
entre los dos nosotros

y dejaremos el rastro de las veces
que nos morderá la espalda.
Hasta que un día un hijo
de miedo te ensanche el
pensamiento,
y yo apague

(para culminar un
rito)
un dogma de fogata,
y me arranque
el pasado de la
espalda,
y te deje con cenizas en
las manos.
y campanas sin domingos
en las venas.

143.
TU ROSTRO DE EXILIO QUE MERODEA

Desmantelo tus altares
estatua por estatua.
vez por vez

vuelvo un solo antes arbitrario
la historia renegada
Y dejo tu imagen
como sólo un hueco
donde pensar un rostro
nuevo
Pero la noche
recupera
tu rostro de exilio
que merodea
en mi recuerdo sin destierro

144.
LAVARÉ UN PÁJARO DE MIEDO ENTRE TUS DEDOS

Antes de morderte el pelo con las
manos,
lavaré un pájaro de miedo
entre tus dedos.
y acostumbraré
mi silencio a tu silencio
para que baste tu paz
para mi enmimismamiento

145.
ENTONCES AMOR MÍO

Cuando seas apóstata del mundo y yo sea la verdad
cuando desde el pie del alma yo te crezca como un himno
y te desnudes del pagano rito de fingir ante los otros
cuando me hables con la voz descalza y con los ojos limpios
Cuando tras la espera sin barcos seas capaz de buscarme
abolida la mentira de callar con mil palabras
cuando un imperativo presentido te pregone en la sangre
un índice divino: es la persona esperada.

Entonces amada mía arrasaré tu coraza
mutilaré tus candados y venceré cerrojos
y amansaré con ternura tu marea desbocada
para clavarte mi rostro al otro lado de los ojos.

Y arrodillaré mi voz a tu silencio azul como una estaca
para que amarres tus primeras palabras como barcos
y amordazaremos el mundo que nos gritará por las ventanas
para aprender a callarnos con las manos

Y tus manos de pan y tus manos de gaviota
y las mías roncas de remar en tu mutismo
mitigarán tanta espera clausurada y rota
con esa mansa ternura que nos hará uno mismo

Ámame entonces con devoción de abeja
encenderé mil velas en tu sótano que es templo
y enjuagaré en tu pelo mis manos, para amarte
como quiero que me ames; en silencio.

146.
ANCHAS NOCHES SONORAS DE MÍ MISMO

Te nombro con silencios
y con soledad de un solo principio.
Te toco con espacios vacíos
como acercándote mi costado
al sueño de mi vigilia en que llegas.

Anchas noches sonoras de mí mismo
son inexorable oficio cotidiano

por eso noche a noche te acomodo
ese rostro sin facciones y sin rictus
(esa manera de poder ser tú
cualquier primera)

Nada me sorprendería
Podría aprenderte como
desenterrando rostros que fueron
Todo puede ser tú, si paso sólo
a recoger tu nombre.

147.
ESA ETERNIDAD DESDE MAÑANA

Te he despreciado tal vez como si sólo pudieras ser apariencias y no obstante golpeé todo lo que pude para saltarte la pintura, para hacer un lugar en tu coraza y poder mirar el frío y el miedo que abuzan por adentro. Entonces me encontré. Como si tu segunda defensa fuera pintarte de espejo debajo de tu primera apariencia. Me encontré y me sentí solo rodeado del miedo de haber entrado imprudentemente, en el que comprendía era mi último minuto, mi último sitio, como alguien que comprende en un salón de espejos que lo acaban de matar.
Cuánto tiempo, tal vez la eternidad, para presenciar la propia muerte.

_________________

Y qué estamos dispuestos a decir, sino nuestros propios parapetos. Hacer un caracol de grito y escondernos. Topos en nuestra propia garganta indescifrable. Y las cosas siguen en pie, fantasmas impalpables, como asir las ideas con palabras.
Y las cosas siguen en pie, mientras haya alguien que las piense.
(El pensamiento es una manera de existir que no se repite.)
Pero decimos diariamente como haciendo camino hacia nosotros que nunca termina.

_________________

El silencio es un sitio para cualquier palabra. Allí esperamos siempre.

_________________

Cada día te digo adiós, cada día me despido de algo tuyo, cada cosa nueva es un nunca para nosotros.
A veces no sé si contribuir a las ocasiones es imprudencia o no hacerlo es cobardía.
Abrir un ciego cuando todo lo visible es espantoso, en un rostro bajo la mano fundamental como una red o un buzo.
A veces se naufraga, se pierden los hitos, los árboles que numeran el camino, alguna cosa cualquiera que sea otra y nos pueda un rumbo. A veces se ciego todo como la nada.

_________________

Qué más da si llego o si parto, si soy o me imagina. ¿Qué es una línea a partir de nada? ¿Qué importaba entonces saciar mi vez en dos? Me sentí transparente como una hache.

148.
LOS HORMIGUEROS DEL AGUA

I

Algo cayó, como un signo
se acomodaron las palabras
actitudes fantásticas del silencio
como las íntimas luciérnagas de los ciegos.
¿cómo desmentir lo que se sueña
con la voz y las manos que me sueñan?

II

Caíamos hacia arriba. Estatismo infinito de
lo que nunca llega.
Cielo remoto.

III

hacha de estrella en la piedra
potro cerrado
fuego de música vacío
espacio innumerable de la nada.

IV

a la orilla
De tu savia nómada como el verano
fui degollando flores
que se convertían en mariposas.

V

Perdido el tiempo de recoger actitudes
de alguna mañana que me exista los ojos
sentenciado a sal
de barro proverbial
descifrado
o templo desmentido
la trinchera abandonada
el acecho sitial de los ojos de un muerto
rictus infinito que no desmentirán los gusanos.

descifrado.

VI

Pero un espejo no me responde
y no hay testimonio indudable.

VII

Puse dos espejos paralelos y sin finitud
andaba el infinito por afuera.

VIII

Interrumpir el infinito interceptado
al medio de dos espejos con mi cabeza
que busca lo inalcanzable.

IX

era un salón con una pared de espejos, Cuando yo dejé de mirarme
(tenía cara de tristeza, recuerdo) vi que había
otros, que se miraban y veían casi sin disimulo
Entonces yo también me reí.

X

Cuando haga sombra mi sombra
como un silencio pleno de palabras
cuando ya sea silencio en todas partes
silencio sin principio
de lo incomenzado
como la sombra de nadie
historia vacía
que no acorta el tiempo
cuando me vientas

XI

Abro todas las ventanas que conozco
pero no llega el viento desconocido.

149.
MI FANTASÍA MÁS REAL

desde aquí mi adorada azul
tengo la noche al hombro y una luna de sangre a media asta

he perdido la voz como la dulzura de las manos en las piedras
y mis telares vacíos se levantan de invierno hacia el horizonte de los labriegos partidos

desde aquí
soy
busco y donde el mundo pierde las palabras y las manos
levanto tu imagen que es mi soledad

las trincheras profieren las batallas
las esquinas deponen su pavor de fuga
y huyen las ciudades
también los silencios y los cementerios
huyen de cal o de terror frontal
hacia el espanto
hacia el silencio vivo donde se pierden las palomas mensajeras

los muertos no tienen la culpa de su sangre
las hormigas se agremian en los vientres dulces
feroces
finales
para siempre

bullen relámpagos desiertos en las catacumbas quietas de las sangres y yo no estoy quieto de sangre aún
no acabo
y sigo con el rencor de las solas medianoches atascando el dolor de mis cerrojos como un sabor a la mitad del cuello
de vino
de náuseas y de beso

aquí
desde aquí
crucifico mi abismo vertical sobre la tierra
remoto grito sin raíces que viene de la profecía que se duda o se pregunta cada día

mejor será dar paso a los ratones
taller ansioso del olvido
donde el sueño pierde el rastro contra el vino
de la tarde que pierde testimonio

hoy peregrino de mi suicidio de silencio recorro mi ermita sin estrellas con la noche al hombro y el hambre de las manos aturdido sobre el pan de los espejos
venía desde otra orilla
el día es siempre aquí
la hora es siempre ahora
y porque tengo todavía todavía
todavía vive mi despojo de garganta como un obstinado suicidio en golondrina
porque el mar es más extenso que las alas

yo sí he sido feliz queridísima azul
pero recién lo supe hace un rato
se sienten ganas de atravesar la lejanía y acercarse a la carne para amamantar la imagen
fui feliz una vez
hace dos días cuando terminé de leer tu carta y estaba lleno de sol como una iglesia de cristal en el medio del verano

la alegría se me caía de las manos y todas mis abejas visitaban tu imagen de manzana

un himno de sol resucitaba
tu tristeza fue mi lámpara
como un alto faro en la tormenta
gracias por ser buena
por mi mano que se vuelve pájaro para volar hasta tu distancia
gracias por tu tristeza que se da la mano con mi honda soledad sin testigos

yo soy tu amigo desde el silencio y desde este grito desbocado
como un mar borracho desenfrenado de luna
que te busca y te encuentra
más allá de la angustia y de la hora sola

yo te quiero porque tus veces están donde yo existo
porque pasamos a recoger el nosotros
donde esperaba la profecía que nos nombra

yo te quiero porque mi verano crece de tu hondo sol donde no se bañan otras manos que las mías

por eso me gusta enjuagar mi silencio en tu silencio como haciendo corazón con nuestras manos

atravesamos la noche para encontrarnos a la mitad del sueño
deponemos larga historia de cerrojos para abolir la lejanía

y estamos aquí desde aquí y desde siempre con ayer y mañana caídos hacia nosotros que nos damos las manos como un beso demorado desde el largo miedo

el sol endereza nuestros recodos y sin pasar por el mundo mi alma cae a tu alma como la dulce lluvia de tu voz recuperada

sobre nuestra savia que se enreda en sangre somos dos tristezas derrocadas y una sola alegría iluminada que nos llama

por eso te quiero
y porque te querría igual desde tu propia y sola existencia

hoy que existes en la soledad que no me deja solo
todo mi vacío se llena de presagios
y estoy aquí anticipando tu mirada desnuda
desde lejanas tumbas que se descalzan en tu garganta para soltar amarras a tus palomas que me llegan como te buscan desde hoy las mías

abro una puerta que no se ha cerrado nunca y encuentro nuestras manos que han estado juntas desde nosotros como dos horneros consagrados de barro

mi beso se te acerca como una abeja recién empezada
para inaugurar el rito de comerte la sonrisa y la tristeza

JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

Comentarios & Opiniones

Jorge Lemoine y Bosshardt

Vuelvo. A competir con Antonio Machado y Miguel Hernández.

A ustedes mi poesía les queda demasiado grande. A Juzgar.

JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
Escritor de libros

www.jorgelemoine.com/.

Jorge Lemoine y Bosshardt

La capacidad de admisión de obra de este foro es asombrosa, infinita.

El amado foro este.