Enloqueciendo

Todo es confuso… al final no sé quién soy, solo hay garabatos en mi cabeza sin sentido alguno. De vez en cuando escucho esas voces en mi cabeza… me vuelvo sordo ante sus gritos… no los conozco, pero están ahí. Aunque a veces desaparecen, siempre vuelven al asecho.

Ellos… les llamo ellos porque los veo, me persiguen sin ninguna tregua sabiendo que un día me rendiré ante su presencia. No son reales, pero saben lastimarme. No les tengo miedo, pero su aspecto es alucinante. Esto es una locura del hoy y el antes.

Me estoy perdiendo… no recuerdo a mis amigos, solo repito nombres en mi cabeza que no tienen un rostro definido. Todos se han ido, sin saber cuánto los necesito. Aunque en las noches grito… ustedes no llegaran a mi auxilio y mi voz se quedara sin camino.

No estoy… una parte de mí se fue hace tiempo, no soy más aquel que un día fui y ahora no soy. Algo de mí se ha roto y no puede ser reparado… no hablo del corazón, si no de la propia mente que poco a poco no está presente y se irá perdiendo en el horizonte del olvido.

Deterioro… mi mente cada día divaga un poco más. No logro encontrar un rumbo que defina lo real. Todas mis creencias se han corrompido por lo que no es verdad. Aunque siga luchando, el cansancio sigue ganando.

Irreal… no sé lo que he vivido y mucho menos lo que he sentido. Quizás nunca tuve amigos… y a los que llamo ellos, fueron los que estuvieron conmigo. No despierto de esta pesadilla que tiene nombre propio. No diré su nombre para que no me juzgues, por no ser como los otros y ser más como yo.