Si la soledad supiera abrazar

poema de Galan

A veces cuando bailo en la soledad,
me siento tan cómodo que ni estoy conmigo,
soy poseído por la paz del silencio,
esa que no miente ni susurra.

Escuchar el crujir de la madera
pidiendo auxilio porque nadie le quema,
con una sonrisa a medio reír y llorar,
se esconde a través del eco de la soledad.

La verdad enmudece por miedo a
ser avistada en un jardín vacío,
prefiere que su hermana la mentira
juegue en personas a destrozar vidas.

Se muestra a la soledad
como un signo de infelicidad,
cuando nadie sabe mejor que nosotros,
donde nos gustan las caricias.

Cuando la rutina ensordece,
el silencio es la mejor melodía,
para escuchar las plegarias
de un ser que no conocemos todavía.

Si la soledad supiera abrazar
el amor sería un capricho,
y no una necesidad ciega
de buscar compañía extranjera.

Hoy un solitario poeta,
mediocre, que se cree asceta,
reta a la soledad a un combate,
donde una libreta es fusilada por ríos de tinta.

Porque de sabios es sabido,
que el soliloquio mas que oscurecer,
vislumbra una piel acostumbrada al exilio.

Una verdad dogmática que
acecha a la deriva,
dice que la soledad
es la única compañía amiga.

Porque nuestro brazo no
llega con el puñal a la espalda,
y nuestra mano no
se aprovecha de nuestras debilidades.

El truco está en hacer
de la soledad un techo,
cuando la humanidad,
no es mas que una fiera al acecho.