La espera

quisiera verla llegar por la ventana
arrastrando un colgajo violeta
volando, y también quieta
que juegue en los límites del cristal
quisiera también que me lleve
o se lleve la mitad muerta de mi mente
que se coma mis gusanos alegres
y el carbón que de mi angustia queda
entre los pliegues del tejido grisáceo