Renuncio

poema de Dogfromhell

Ojos de diamante,
sonrisa de chimpancé,
cejas de Monte Éverest.

Siempre lo mismo con
estos sujetos.

Consiguen un empleo
y su rostro se convierte
en una paleta de pintor,
en un arcoíris.

El tipo que inició conmigo,
estaba realmente contento.
No era lo mismo en mi caso,
sabía lo que se avecinaba.

yo solo sobrevivía,
pero él no,
el creía que tenía el mundo
en sus manos.

Pobre, mi compañero.
Ni siquiera se lo advertí.

Tenía una niña pequeña
que apenas alcanzaba
los dos años de edad.

Trabajaba para pagar
los pañales de su hija
y para hacer su mundo
un mejor lugar
(o al menos eso creía).

Cuando llegó el día de pago,
no lo pudo creer.
Se indignó al instante.

Como dije,
sabía que pasaría.

Ese es el dilema
con los jefes,
la mayoría son
estafadores
y corruptos.

No les interesa que tengas una
pequeña boca que alimentar,
no les interesa si
duermes en la calle.
Ellos quieren
que te muevas rápido,
que te rompas el lomo
por un par de monedas
sin decir una palabra.
Quieren que te sientas
agradecido por la poca
luz que entra por las
ventanas de tu corazón.

Le habían prometido
un uniforme de trabajo,
un sueldo considerable,
comodidad,
un paraíso.

Por supuesto todo
fue una absoluta mentira,
tan solo había que observar
el rostro de los que llevaban
años trabajando en aquella fábrica:
Todos cansados,
con el cuerpo rendido.

Las promesas
no significaban nada
en ese tormentoso lugar.

Había un tipo que se parecía
a Jesucristo que llevaba
años trabajando para el diablo.
Él decía que estaba orgulloso
de su trabajo,
pero su mirada nunca encajaba
con las palabras de su boca.

Más que a Jesucristo,
se parecía un cachorro abandonado.

Mira –le dije a mi compañero-
Ese hombre barbudo lleva años aquí,
observa su cuerpo:
está duro, es como un robot.

¡Sí, me voy a la mierda!
-dijo él-
Diez horas diarias
sin descanso,
sin viáticos,
sin nada.
No trabajaré más gratis
para estos tipos.
No puedo seguir,
tengo una hija
¡Qué insensibles!

Renunció al final
de la jornada.

A mí me pagarían
la semana siguiente,
y sabía que harían
lo mismo conmigo.
No tenía una hija,
pero cargaba con un gran peso.

Finalmente,
llegó el día de pago
y ¡boom!

Mis pedazos de alma
reflejados en aquellos
miserables billetes.

También me habían traicionado.

Yo estaba loco,
era un caso perdido.
Pero ya había visitado
el infierno antes
y no estaba dispuesto
a volver hacerlo.

Hoy en día,
los días son menos grises,
y hay ocasiones en las que
pienso en el tipo y su pequeña.

Espero que lo hayan logrado.

Comentarios & Opiniones

Celeste Alma

Canción eterna de cientos de obreros, oficinistas, choferes, contadores, administradores, ingenieros...
Cualquier trabajador que se soba el lomo y al final de la jornada
le expiden un cheque miserable con el cual sólo le ajusta para sobrevivir

Critica: 
María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

Muy realista y triste, grata lectura. Saludos Israel Luma

Critica: 
Aldebarán

Mundo real. Excelentes lineas. Mis felicitaciones con todo respeto a su obra.

Critica: 
Dogfromhell

Celeste Alma, María Cruz Perez Moreno, Aldebarán: Muchas gracias por pasar a leerme. Agradezco el tiempo dedicado y la observación que hacen de mis letras. Y sepan que están en lo cierto, cada una de ustedes. ¡Un beso y un abrazo enorme!

Critica: