Matias y Daniela

Para Matías todo parecía perfecto, todo iba bien con Daniela, el amor de su vida, la que le quitaba el sueño de todas las noches. Nadie podía ser más feliz que él. Imposible. Pero las peleas, las discusiones y las palabrotas que iban y venían no pasaron en vano, dejaron sin amor esos dos corazones que no se demoraron en mostrar repulsión hacia el otro. El orgullo de ambos los dejó sin amor para compartir. El amor propio se transformó en ego y eso, a nadie le hace bien. Ni siquiera a un egocéntrico.
Cerca de las diez de la noche el veintinueve de enero, Matías fue a buscar a Daniela porque necesitaba conversar y le dijo que ya no sentía esa atracción, la cual estaba acostumbrado a sentir. Ya no sentía por ella el amor tan ferviente, el cual estaba tan acostumbrado sentir. Que jamás la olvidaría, porque había sido alguien muy especial para él, pero que ya era el tiempo de decir adiós y que ya no había vuelta atrás. Que por favor no llorara porque, aunque lo hiciera, no daría marcha atrás en su decisión de... de dejarla para un futuro sin fecha de termino, sin una posibilidad, sin otra oportunidad de verse de nuevo. Tan sólo eso: dejarla.
Ella con lágrimas inundándole los ojos, pero sin salir, le dijo que no entendía, que se amaban tanto como para botar este amor, esta ilusión así como así, pero que lo quería tanto que iba respetar su decisión, y que iba a aceptar que la dejara. Le explicaba que jamás vería a un tipo tan perfecto como lo fue él. Terminó su frase diciendo: Adiós, Matías.
Ni siquiera como amigos, recalcaba Matías, no quiero verte de nuevo, me haces mal. Y no es que piense sólo en mí, es sólo que creo que yo igual te hago mal, me complementas tan bien que ya no hay espacio para mí.
Si espacio es lo que quieres, te lo doy, decía Daniela, no tengo problemas en ello. Pero si los tengo en dejarte, en permitirte que me dejes. Sin embargo, te amo, y si esta decisión te hace feliz, a mí igual me hace feliz. Luego de esto rompió en llanto y en el ambiente se escuchó una melodía de un piano triste que se emocionaba con lo que estaba pasando.
El corazón de Matías lloraba a gritos, pero no estaba en contra de lo que estaba pasando en estos minutos. El corazón de Daniela se derretía y, en forma de lágrima, brotaba de sus ojos que no funcionaban más que para verlo a él. Él, que ahora la deja.
No seremos amigos si eso quieres, Matías, no entiendo nada de lo que pasa, pero dejémoslo así. Déjame, te dejo, dejémonos.
Dejémonos, fue la palabra que más le dolió a Matías, fue una estocada directa a su corazón, que estaba desapareciendo al no tener ya ni un gramo de amor para ella. Ella, la que ya no es para él. Él ya no es para ella. Ya no son para el otro. El amor se enfrió. Murió. Lo malo del amor es que... no resucita.
Tampoco resucitará... Matías.
Se despide de la tumba de su amado, y promete jamás volver porque le hace mal venir al cementerio.
El corazón de Daniela se queda aquí, junto a la tumba del que alguna vez la amó tanto que ella a él.

Comentarios & Opiniones

María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

Triste y a la vez hermoso relato. Con un final imprevisto. Me encantó. Saludos y se feliz.

Critica: 
Ignacio Plané Acuña

Amigo y colega, gracias por tus palabras. Saludos.

Critica: 
María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

Ignacio soy amiga , me llamo María Cruz pero me llaman Cruz, lo de acnamalaS si lo lees al revés empezando por la S es mi ciudad en España. Saludos.

Critica: 
Ignacio Plané Acuña

Amiga y colega, gracias por tus palabras. Saludos. Amiga.

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