Estéril.

Camino solo, pero no necesariamente sin compañía.
Me siento y observo, como la vida se reduce a unos controles de comando, a un par de grandes nalgas en la publicidad, a la necesidad de expresar banalidades.
Me siento solo y observo y la vida pasa sobre mí pero sobre ellos no, siento pena por mi soledad, y me trago la hiel que me sirven en la mesa, me lavo los dientes y busco el sentido, en las profundidades.
Pero este no se encuentra, no hay más que el desflie de fotos, de opiniones, vulgares sobre todo. Veo cómo se alza sobre mí, nube de polvo inmensa, lluvia ácida.
Saco mi sombrilla para uno y no me molesto en compartirla. Ya otras veces he sido despreciado.
Camino por los puestos del mercado, por los bares agitados, por las tumultuosas calles, fumo y pienso:
¿Por qué sus labios se mueven? ¿Por qué sus ojos devoran? ¿Por qué sus higados aguantan? Si no hay llamas que envuelvan sus sagrados corazones.
Estéril, el suelo erocionado, estéril, cielo nublado, estéril, sol con luz polar.
Temo que la soledad, que este aislamiento casi voluntario, solo sea la marca, el indicio, de que la forma de este mundo, sea no más que mi propia proyección.

Comentarios & Opiniones

Penelope

Buen escrito, en la inmensidad de un vacío interior se halla la esterilidad por falta de identificación con el mundo. No todo es producción ni siempre tenemos que estar creando. A veces sólo nos habita un hondo vacío. Un abrazo.

Critica: