Ni una línea más señor C

De capriano se sabe muy poco, pero de alguna frazada olvidada nace su leyenda admirada, donde a la existencia le escribió, vida quiero tomar prestada una poca de tu locura a ver si me es posible adquirir el arte de aludir aquello por lo que no se ha de sonreír.

Y si la única emoción que queda no es suficiente entonces no, no hay mal innecesario, cada sentir te aleja de la forma insípida de vivir no hace mucho tiempo envueltos y enrollados tus cabellos cubrieron, alienadas tristezas de un rostro sin rastro de dolor.

Pero algún día al despertar, el contrato al que muchos conocen por destino tocará sutilmente un alma devastada de falsos fracasos y abrirá camino a una senda de aparentes éxitos donde un ladino desalmado sediento de elogios, por sentado dará el éxito, marginador de esfuerzo y gobernador de sueños.

Ahora que lo pienso, lo repaso y al mismo tiempo lo alejo de mí, me atormenta más la idea de la nada, donde el todo de unos se forma de la nada de los otros y viceversa y de la gratificante nada aprendes a querer el fracaso y le das las gracias a las mil y un desgracias.

De tanto seguir señales que llevan a algún lugar, me quedé a la espera de uno propio, por querer imitar me olvidé de ser, por buscarme donde alguna vez pasé y nunca más volví soy eso que a la fuerza convertí.

Aun encontrándote en frente del mejor entrenador de la vida el mensaje nunca llega, sino hasta que se van destruyendo amargas comodidades y dulces azotes de angustia, calman agonizantes clamores de huida.

Para aligerar tus sospechas dime lo
cómodo, relajado, ensoñado y hasta algo relajado, son perfectos disfraces de un interior alborotado cuyo camino no ha podido ser descifrado.

Siente lo que te rodea y plasma lo que sientas no dejes cautiva a una emoción de esencia pura verás cómo los lazos del sendero empiezan por adueñarse primero de los miedos, después de los sueños llegando a los inicios donde la característica prima de los mortales es camuflar la locura en obras geniales.
Ed.