Música: era la de mi juventud.

En los albores de los 90,
seducido por los nuevos
sonidos electrónicos,
bailables,
o reinventados en pistas más cortas,
en canciones pegadizas
en nuevas bandas de jóvenes,
en su mayoría dúos de cantantes
con una potente voz femenina
de hermosa cadencia y un rapero,
tenían un estribillo pegadizo…
Sus ropas en los videos eran llamativas
rondando lo extravagante
o más bien brilloso y glamoroso,
mostrando los nuevos pasos,
mostrando bailarines muy atléticos
que desbordaban agilidad
tan livianos que parecían bailar
en el sonido del viento…

Estaba pendiente de los hits
en los programas de radio que surgían
impulsando los nuevos ritmos,
podía bailar solo en mi cuarto,
en ronda en los cumpleaños
de quince de mis compañeras
del colegio y en mi viaje de egresados…

Parecía que ellos y yo
íbamos a ser jóvenes por siempre…

Vi el esplendor y la decadencia
de “mi música” de tanto
repetirse a sí misma,
y paso su temporada y la mía también,
salían refritados que fingían
ser la novedad del momento,
de nuevas bandas de jóvenes
que marcaban la tendencia,
cuya caducidad era más acelerada,
cuya comercialidad era muy notoria,
y dije “música era la de mi época”,
que no necesitaban mostrarse
sensuales en los videoclips,
“¡musica era la de mi juventud ¡”
Y busque en internet y encontré
a los que se habían destacado
en los 90…
Ya no tan jóvenes, reviviendo
los sonidos que me transportan
a mi adolescencia,
cuando parecía que las modas
de mi juventud no iban a pasar.