Divina alegría

Divina alegría

I

¡Oh divina alegría!

Ven a mí con tus galanterías,

preséntate ante mí rayando el vivo día,

no te vayas dejando mi alma maltrecha y vacía.

II

¡Oh divina alegría!

Quédate para siempre en mi vida,

no la dejes sin tus simpáticas melodías,

eres el sol que alumbra mis entradas y salidas.

III

¡Oh divina alegría!

Arrebata de mí la melancolía,

no le permitas que venga con galimatías,

para que no vuelva mi existencia así de aburrida.

IV

¡Oh divina alegría!

Acéchame con tus buenas risas,

conviérteme en dueño de tus conquistas

y crece en mis largas noches de anheladas ambrosías.

V

¡Oh divina alegría!

Haz de mí tu casa de caricias,

lléname de encanto como así lo quería,

como divertimento que años sin dudas me sumarían.

VI

¡Oh divina alegría!

Incrusta en mí ser tus cortesías,

retira de mi mente las muchas fechorías

que me convierten en tú más perverso y vil homicida.

VII

¡Oh divina alegría!

Sácame de la cárcel las insidias,

libértame el alma de las torpes fruslerías

y declara mi inocencia a plena luz de un santo día.

VIII

¡Oh divina alegría!

Sálvame de las tristezas inmerecidas,

déjame ver de tu cara aquellas las sonrisas,

complacerme quiero con cada una de tus ricas delicias.

IX

¡Oh divina alegría!

Aleja de mí la ajada estulticia,

que corrompe mi alma de Dios bien nacida

y me lleva a la trampa enemiga sin saber bien escondida.

X

¡Oh divina alegría!

Báñame con tu rocío de primicia,

sécame con tus suaves pétalos la dulce vida

para entrar en el cielo aquel día que sin dudas me llegaría.