Páramo panóptico

Quimeras enfurecidas cercenan la soledad inmensa,la quietud, el silencio.
La insoportable levedad del ser, inoculando disparidad sobre aquel sentir, en un recuerdo vacío de lo que la vida solía ser, yajes antiguos me fuerzan a ir en contra de mi.
En épocas pretéritas cuando al contacto con mi pie el abismo rozaba,
remanentes biológicos yacen en el trashumante viajero, que a la montaña de oscuridad acude.
Cacofonías y olvido a mi idiolecto embisten, mi alma yase incierta al abismo con ojos profundos, la gota en la borea laguna penetra.
El desconsuelo soés allana mi aura, decadencia y zozobra a mi alrededor logra.
La nívea luz de la luna me ampara, la aurora con migo ha hecho alianza,
mi pasado anunció mi destino, bajo la luna la niebla, las gotas y la maleza.

En la ansiedad de la euforia el diafragma se apuñala la piel, con centurias de agujas,
que estimulan al ser.
En la tormenta La lluvia se reproduce, las modificaciones emocionales se activan,
con la reestructuración, la progesterona aumenta.
La oxitocina la mezcla,la vierte la contamina, a la espera adormece, en la admosfera
de la euforia la respiración florece, y mi mente se tranquiliza.
Mi espíritu se eleva, ala undécima potencia que en mi cerebro se jesta,
hilos vertiginosos me jalan el alma, un nirvana fugaz de mi mente se adueña.

Mi energía mitigan, mi alma se hunde y atraviesa la carne, fuerzas foráneas
mi estructura dominan.
Emociones y ansiedad a mis células incendian, un corto circuito el éxtasis me ocasiona,
Y el infinito falaz, en mi mente inplosiona.

De nuevo mis neuronas repetirlo ansían, siento torbellinos que en el alma se gestan.
El astro rey mi bienhechor desde oriente, influye en la desaparición, de aquella oscuridad decadente.
Sin el desasociego y la duda, transito este suelo en calma, a mi destino yo avanzo, la luz de la borea aurora que a las tinieblas corrompe, en aquella roca sombría, él la que mi camino labré.