Sesión interrumpida
poema de Centinela Azul
En un fogón lejano
se queman los últimos gritos de desesperación,
en un fogón milenario
los profundos sentimientos
se transforman,
se hacen cíclicos
y las cenizas de lo vivido
se mezclan con las lágrimas de lo soportado;
pero el fuego sigue intacto
como nuestra sed de vida
como nuestra ambición por lo correcto...
El vaticinio sobre una parte de nuestra existencia
no es relevante,
tampoco el tiempo,
ni el debate prolongado
entre lo existente y lo ilusorio...
Solo nos queda observar el viento,
sentir el calor,
ver la luz...
Ese fogón jamás se apagará...
Comentarios & Opiniones
Muy esperanzador en su oscuridad eso es maravilloso.
Gracias por su comentario...
Gracias...
Un placer David, que siempre se mantenga encendida la llama de la esperanza no obstante las tormentas de la vida, un placer, saludos cordiales, buenas noches.
Gracias dama, muchas gracias por sus palabras...