Páramo detrás del consuelo

Aliviado del dolor,
punzando con cierta crueldad esa superficie reseca,
rasgando la piel muerta,
quitando las pequeñas costras,
secando los pequeños rastros de sangre,
sintiendo de vez en cuando el leve dolor,
el ardor...

Sintiendo,
sobre todo eso,
sintiendo...

La muerte, la poca muerte,
de estos días,
de esta serpenteante prosecución temporal,
de estos minutos,
de esta semana,
de este mes,
de este segundo...

Pero también la vida,
ya que sin el dolor crónico, leve,
decir que se vive,
no sería posible...

Solo sería una simulación,
una animación sintética...

El viento seco
revuelve el cabello crecido,
las ropas raídas,
el orgullo indemne...

Y la piel del futuro,
se seca como secos están los suelos...

Pero aún se siente el brillo de los ojos,
aún el camino se abre ante el ánimo:
Lo único que nunca se secará...

El mundo tiene heridas,
y sangran,
pero merman las noches,
tal infección,
con la frescura iluminada por la luna...

Y las voces del olvido
en la prisión del pasado...

La libertad del futuro,
en el presente gris...