Donde estas?

poema de Rayo de luna

¿Dónde estas?

Te necesito aquí, hoy que estoy triste.

Ven, déjame verte, déjame conocerte, déjame aspirar a poseerte y tenerte para mí. Aunque sea nuestro secreto, solo nuestro secreto.

Quiero sentirte entre mi piel y fundirme entre tus brazos, quiero sentir tus dulces caricias recorrer mi cuerpo de norte a sur.

Bésame, dame la humedad de tu lengua, de tus labios, haz que tu saliva se confunda con la mía creando el sabor del temperamento.

Regálame la dulce sensación de tus manos, haz que te pida más cada vez y que nunca quede satisfecha ni saciada de ti.

Tócame, y mírame a los ojos mientras siento como tus dedos hábiles exploran mis lugares más íntimos y húmedos.

¡Sigue ahí, no pares por favor! Explora, siente conmigo y averigua que más encuentras, mientras observas la pasión que desencadenan tus travesuras en mi rostro.

Sonríeme, búrlate de mi gozo, de mi placer, de la satisfacción que me haces sentir con cada movimiento en falso.

Ya te siento cada vez mas cerca, parece que eres mi dueño y que manejas mis sensaciones y sentimientos a tu antojo.

Aprovéchate, no dejes pasar la oportunidad de poseerme, de dejarme sin aliento de hacer tuyo cada centímetro de mi cuerpo.

Cómeme, succiona todo lo que te gusta de mí, devórame cual si fueras un niño amamantando, muérdelos ellos te lo piden ¿no ves que quieren mas?, quieren brotar y endurecer de placer.

¿Te gusta?

Pues a mí más.

Penétrame, invádeme; conoce mi mundo de pasión por medio de tu miembro viril, entra y sal de mí robándome los suspiros y el poco aire que me sobra. Y quédate aquí para siempre dentro de mí, no salgas nunca.

Róbame, róbame del mundo natural y llévame al trance, a lo desconocido, a lo perplejo, al sentimiento máximo del placer nombrado clímax, a donde mueres por un segundo y regresas a la vida sin darte cuenta.

Abrázame, consuela mis ansias y calma mi respiración, dame tranquilidad y hazme dormir con un beso.

Después despiértame y dúchame, asea todos los lugares íntimos en donde dejaste huella, posteriormente aliméntame y repite todo paso a paso nuevamente sin parar, hasta que envejezca y muera en tus brazos.

Entiérrame y despídete de mí. No olvides antes poner una flor entre mis manos sin vida, ya que esta me inyectará tu esencia, tu calor, tu respiración, todo lo mejor de ti, lo cual me hará vibrar aun muerta y encerrada.