Oficio de profesor (Ni David ni Goliat)

Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Antonio Machado.

Yo no quiero ser héroe,
no quiero vestir solemne
un flameante traje de luces
que me saque de la sombra,
que me exponga en tu bizarra numerología

No quiero un calculado ethos aventajado
ni una forzada efigie que me lleve al frente,
prefiero antes una humilde retaguardia,
que el delirante avant-garde
que viste tu bizarra ideología.

No quiero una lengua lisonjera
que reinvente mi pensamiento,
que idealice mis acciones
y mitifique falaz mi denodada razón
sin que sepas de mi nada.

No quiero luz que me ciegue,
ni lóbrega sombra que me proyecte
con la vana evanescencia
de ese tu fraternal abrazo
que alimente una efímera vanidad.

Nunca perseguí la gloria,
nunca quise despertar ninguna ira ajena.
Solo anhelé trazar con la memoria
y construir con mi palabra
el recto camino que otros han de seguir.

Qué tremendo mal os hago
con esta fe ciega que profeso?
Qué miedo os provoca
la lección que diariamente ofrezco?
Qué?

Sea por mí,
sea por todos.
Sí, soy profesor.
Mi luz se apaga
cuando nuestra voz se calla
y la sombra nace
cuando el silencio se impone.

No dejemos que silencien
nuestro callado grito!