Mi diamante negro.

Pétalos de rosas caen sobre tus labios La brisa de la mañana nos trae su canto
Y en el rocío de la madrugada
Junto a ti despiertan los ojos de mi alma
Dulces suspiros tus pulmones emanan, y son recibidos por los míos al otro lado de la cama.

Si mi sueño fue placentero, con despertar a tu lado me renuevo
Oigo decir tus buenos días, y tocas mi rostro con tus manos aun frías
El beso cálido de tus labios color carmesí me despierta, y deja en los míos un sabor a pétalos de rosas.

¿Sera que te estoy soñando, o en verdad estas aquí a mi lado?
No distingo la realidad ni la verdad, ya que tu nombre para mí, es soledad.
Me encantaría volver a ver tus ojos brillar, como cuando pronunciabas mi nombre
Y sé que la vida no me dejará tenerte para siempre, pero nunca olvidaré tu belleza mi diamante negro.

Mi oscuridad te arropó y tú la llenaste con tus estrellas, que nacen en tus grandes ojos, profundos y vastos, como un bosque virgen, y tus labios las hacen fugaces, y son esos mismos labios carmesí, los que le dan dulzura a los míos con solo pronunciar tu nombre.

Qué triste que mi pasado te haya tenido retenida por tanto tiempo, y ahora que mi presente te reclama, ya es tarde para demostrarte lo que aun mi alma siente por ti
Tal vez, en algún momento, tu y yo fuimos hechos el uno para el otro pero, ahora nos separan tus años y mi joven inexperiencia.

Ojala y un día pase, y pueda demostrarle que estas manos que escriben, también esculpen, y que de su piel y cuerpo puedo hacer, para los dos un gran recuerdo, espero no ofenderla con mis palabras y mis ambiciones, solo le digo lo que a mi corazón se le escapa en ocasiones.

Ideas y pensamientos van en todas direcciones pero hoy quiero que en sus ojos y alma tengan recepciones y es una lástima que mis palabras no puedan tocarte ahora.

El misterio que emana de tus ojos se refleja en tu cándida sonrisa que por un segundo me hicieron creer oír tu voz surcando el viento, y oler tu aroma en los susurros de las estrellas.

Entre tus ojos claros mi alma se perdió en un sentimiento y en tus labios floreados, mis besos encontraron su camino, y con tu voz la melodía de mis versos tuvieron sentido.

Aun me atrae la imposibilidad tan posible de surcar tus labios con los míos.
¿Que habrá después de tus besos y caricias?
¿Cómo se va a sentir tu ausencia?

Fuiste la musa de vastos poemas que nunca escribí, y ahora reluce este póstumo sentimiento, en un corazón sin lugar para sentirlo.
En este cementerio de recuerdos, las lapidas están talladas con suspiros y lustradas con lágrimas secas de memorias pasadas.

Quiero contemplar cada mañana la primavera de tus ojos, y sentir el cálido verano en tus labios, observar el otoño de nuestras vidas y así cuando llegue el fin y su invierno, estar contigo y recordar todas las estaciones que vivimos juntos.
Alguna vez tus labios pirómanos incendiaron mi alma con cada uno de tus besos, que estaban hechos fuego, y ese mismo fuego hacía que nuestras almas se fundieran y danzaran como el mismísimo fuego del sol, danzante de nuestro propio destino, inmersos en nuestros sueños y anhelos, y eso sucedía en un suspiro, es un pestañeo, en el segundo más largo de nuestras vidas, consumido por las brasas de una pasión incandescente.

Para verte como quiero, primero debo cerrar los ojos, porque en sueños es la única manera en cómo te puedo tener, como la que alguna vez fuiste, como la amante perfecta, como el instante más dulce, como la más bella rosa que crece en el desierto, como la más fría nevada en un verano perdido, como la joya perdida jamás encontrada, así es como te puedo ver, como lo que siempre has sido, mi diamante negro.