Rogativa.

poema de Celeste Alma

Rogativa sin luz, nombre olvidado
que, en su cuantiosa vida solitaria
fué de querer y nó, la novenaria
a San Antonio cruel, sordo y malvado.

Buscó incesantemente a caballeros;
iba secretamente, se encorvaba
rogando la atención que no inspiraba.
Rogó al hombre educado y a bagreros.

Así, al cerrar su puerta, ve su vida
palpando el gran temor a realidades
que nunca quiso ver. Eran verdades...
Espejo literal que ya no olvida.

A sus estrechas sienes lleva atados:
un rostro que jamás dijo adorarla...
A aquel que nunca quiso enamorarla
y se rió de sus ruegos marchitados.

Rogativa sin luz, tan ESCONDIDA
por no querer mirar más el espejo
que de óxido cargante tiene un dejo
y prepara, de ajenjo su bebida.

Dios te ampare, Señora de La Absenta...
Rogativa sin luz, y a tu camino
pronto acuda el amor y un sol divino
que sabe tu verdad...y lo lamenta...