Que pase la luz.

Y era de noche,
y era pasado,
y era que era
como un mal sueño,
como una espina,
como la sangre.

Y era gigante,
y era de fuego,
y era que era
como una herida,
como venderse,
como veneno.

En sus paredes
miles de huesos,
ojos cerrados,
negros secretos,
niños desnudos,
panes y vinos.

De sus legiones
hambre de historia,
canibalismo,
cruces y sombras
miedo y calvario,
casa de idiotas.

Piel de serpiente,
marca en la lengua
de la cordura,
la milagrosa
fe imperdonable
por el dinero.

Que se atragante
con el pecado
todo tu ejército,
que pise el hombre
sobre el escombro
de tu siniestro.

Era gigante,
era de fuego
y era que era
como una herida,
como venderse,
como veneno.