Llamada intergaláctica. (Soneto clásico)

Es un desierto en cada partitura,
desidia interesada y duradera,
esa emoción que grácil se censura,
hereje que se excita con la hoguera.

Ingrávido tenor, la tesitura
que siembra el corazón con la ceguera.
El hambre que se viste de cordura,
el llanto que incentiva la sordera.

Un rato suena a nada, siempre a todo,
la mezcla del ayer con el mañana,
oscuridad diurna en mi ventana.

Aconsejable invitación al lodo,
a veces tan sagrada y tan pagana...
Tu ausencia es una muerte tan liviana.