La curiosidad

Qué oscura está la noche.
Me intento distraer en ese pensamiento,
ante escenas que no quiero ver.

Escenas, del tipo que amerita estar en una película de bajo presupuesto,
en las cuales el espectador simplemente observa.

Observa, un verbo, de miles y miles.
Miles y miles, números, que son infinitos.
Infinitos, pocas cosas caben en ese concepto.

La vida, la persona, el amor, la religión,
o simplemente un pensamiento, una imagen.
Las imágenes se observan, que es lo que no quiero hacer.

¿La curiosidad es infinita?
Sinceramente, creo que sí.
O al menos, se fingirla ante los que se acercan a hablarme.
Son de mayor estatura que yo, excelente.

Pero no, ni pensar me distrae.
Distraer, es lo que intento,
quieta, pensando y hablando.

Que yo esté quieta no garantiza que los demás en la escena lo estén.
Hay movimiento y volteo.

La curiosidad es infinita.

Comentarios & Opiniones

Aldebarán

Excelente reflexión acompañada de su bella musa. Saludos.

Critica: