TU MUERTE NO FUE EN VANO

TU MUERTE NO FUE EN VANO
Gotas de lluvia golpean
Contra mi ventana,
es una cálida mañana
toda llena de roció,
tanto te evoco amor mío
que lloro de soledad…

Fue en aquel invierno frío
cuando tus pasos
se cruzaron con los míos…
tan joven, tan bello, tan escultural.
Una mirada basto
para enlazar nuestras almas
en el más perdurable amor.

Fuiste el único amor
que ha perpetuado en la mente
de aquella que aun
en cada mañana te recuerda
después de tantos años.

Ahora mi piel arrugada
no tocada por la eterna juventud,
en esta ventana
llena de lluvia
recuerdo tu amor, tu dulzura
tu inmensa ternura con que me amaste
sin tocarme,
sin consumar los cuerpos,
solo momentos
llenos de eternas s platicas
llenos de felicidad.

Pero un hubo día,
un día que no sabía…
la muerte te arrancaría de mi
tan drásticamente,
con tal ensañamiento
que aún no sé que cobraba,
qué debía pagar?
con el tributo de tu muerte…

Ahora aquí sentada,
escribo estas líneas a un amor ausente,
después de tantos años
de tu fatídica muerte,
que se llevo mis sueños, mi felicidad
y cambio el destino de mi suerte.

Amor que se fue en mi niñez,
que se fue aun siendo adolescente,
pero su muerte no fue en vano,
comencé a vivir en libertad,
en la libertad de amar a mi manera,
de vivir cada segundo,
sin coacción del prejuicio
de los que no se atreven amar,
siendo juzgada por aquellos,
que vivían en sus mazmorras mentales
y yo viviendo en libertad,
buscando encontrar tu amor
llevado en el carruaje de la muerte,
lejos de mi corazón.

Aprendí a no odiar,
comprendí el perdonar,
hice de mi vida un camino de paz,
que nació después de tu muerte,
que me enseño
lo corta de la existencia humana,
y que en realidad:
Nada vale la tristeza,
nada vale una lagrima,
nada vale no ser feliz,
nada vale un sufrimiento.

Puedo decir que nazco cada día
porque cada día es mi hoy,
mañana no lo sé,
y el pasado ya no está,
solo la realidad de nacer
en mi soñada libertad,
que tu muerte no fue vano
porque emancipo mi vida,
me hizo libre de vivir cada día
para ir de regreso hacia mi muerte
para encontrar
nuevamente
tus manos entre las mías
y sentir la felicidad
de caminar juntos
en la perpetuidad de la muerte.