Una Estación

La Soledad será nuestro verdugo en esta época de miedos,
Se burla de nosotros, creyéndose rey con un reino roto,
Este silencio se convierte en un arma que deja loco a los cuerdos,
Esta cárcel que nos ata a la desconfianza creando alboroto en
Nuestros corazones.
La Oscuridad es un ama que nos mantiene ciegos en el precipicio,
Por mas que tratemos de avanzar nos atascamos en este cubo,
Tememos demasiado de este estado que nos cuesta ver un nuevo inicio,
Morimos de cobardía no nos deja escalar al cielo por este tubo.
La Fe con la que nacimos va muriendo con las decepciones,
Nos mienten los profetas que dicen salvarnos y nos dejan arder,
He pecado por salvar a las almas perdidas, pero dios ya no escucha mis oraciones
Estoy llorando por este castigo injusto con que me obligan aprender.
La Tristeza nos abraza en nuestra cama a media noche,
Con la luna viéndonos, buscando una alternativa de superación,
Quizás la felicidad sea un bache en el camino o un reproche del destino,
Pero nuestros estados de ánimos se convierten en una estación de tren.
Se muere la Esperanza con nuestra experiencia vivida estos años,
Buscamos creer que todo estará bien nos tapamos los oídos para no escuchar,
Gracias al dolor que, en mí provocaron, hicieron que no formara parte del rebaño,
Levanto la mirada con el corazón roto preparado para luchar.
La paciencia será quien quite la venda que impide la vista,
Que el tiempo fluya y nos busque con una recompensa en mano,
Porque la vida me mire con miedo y ternura, hace que mi conciencia se desvista,
Ahora solo lucho con ese miedo, contra la muerte, como gladiador romano.
¡Que empiece la ronda!

Autor: Arnold Uriostegui Neri.
Escrito 2: Una estación.
Maqueta: Política-Mente.