¿Cuantas veces?

¿Cuántas veces han llorado por un amor?
¿Cuántas veces han reído por una amistad?
¿Es normal sentir temor cuando llegan amarnos de verdad?
Normalmente, nos damos por vencido por el rechazo, nos damos por vencido porque la gota derrama el vaso, pero vamos aprendiendo poco a poco del dolor que superamos de cada casó como un detective.
¿Aún recuerdan cuando corrían por todo el barrio siendo niños?
Esas ventanas rotas por querer cumplir lo que habían visto en sueños, y ahora en nuestra juventud solo sufrimos daños y con el tiempo dejamos de ponerle empeñó a ese ideal bondadoso de lo cuáles éramos dueños.
Unos se ahogan en su soledad y otros buscan salir de esa tormentosa oscuridad, esa cárcel de cristal que no solo nos daña físicamente, sino que nos provoca un daño mental.
Antes se regalaban osos de peluche a la niña que te gustaba, y hoy son esos detalles que te envían a una zona desgastada y muy usada para el dolor, ahora solo aman el dinero y estar a la moda.
¿Recuerdan cuando jugaban a policías y ladrones?
Pues ahora nosotros somos los ladrones por nuestra forma de vestir y la policía la autoridad por encima de nuestra libertad de expresión.
Aún me acuerdo en esos tiempos dónde reír por tonterías duraba horas, ahora solo dura una hora y después volvemos a la rutina que nos ahorca; esa rutina que nos provoca rendirnos.
Antes los problemas se solucionaban en juegos de mesa, hoy quieren golpear tu cabeza contra la mesa por no saber argumentar, pero esa es nuestra naturaleza humana.
El amor se extingue con el tiempo, las mentiras piadosas terminan siendo mentiras realistas, y son ellos mismos quiénes van presumiendo con el ejemplo cuando otros no tienen su punto de vista.
Tanta emoción de infancia es el mismo sentimiento rencoroso que tenemos hoy en el pecho, e incluso odiamos nuestra existencia por nuestros hechos.
Perdemos a muchas personas en el camino, ya sea por la cárcel, por su muerte o porque decidieron marcharse de nuestra vida rompiendo la amistad.
Nos prometen nunca marcharse, y nosotros prometemos jamás traicionarlos, pero en estas fechas no hay que culparse ni culparlos a ellos, solo vivir.
Y esto es solo un inicio a nuestra juventud, dolores que nos enseñarán a confiar y a desconfiar, también aprendemos a disfrutar lo que tenemos y lo que nos ponga el presente porque nadie nos los prestará.

Arnold Uriostegui Neri

Comenta & Vota