El Último Brote de Occidente

Cuando el último de ellos por fin dejo la tierra
Ni lloramos, ni reímos, solo yo puede observar
y vi entonces la caída de un ser triste y sin mirada
perdido hace centurias, rastrojeando el final de su eternidad vacía

Cuando el último de ellos dejo por fin el cielo
me di cuenta que sus ojos, cubiertos de la niebla de los años
ni veían, ni expresaban, nada en él era la gloria que antaño sus padres relataban
solo pude ver un cuerpo, una cascara marchita que llenaba una taza con el agua

y aunque al fin dejo su suerte al aire acalorado que le llenaba los espacios
Puedo decir, bien que nadie lo creería, que para mí fue el manantial en medio de mis días
Quizá, y ahora me doy cuenta, esperaba que yo también le comunicara una idea, una palabra sola
Pero que puede decir, un brote de pasto sin nombre al humano que le regaba, al último hombre en medio del paisaje.