La Caída

Desperté en la conciencia,
Tu carta suena como un tren descarrilado,
Soy el cómplice de todos mis males

Hoy puedo morir durante todo el día
porque estás más lejos que la distancia
lejos en la indiferencia

Nuevamente el espejo cruel,
nuevamente el niño abandonado,
cae la tinta púrpura,
busco un dios en el comercio

Hablabas como las sirenas,
había cristales en tus ojos
y un capullo rojo en tu pecho

El vacío es de caída larga,
se dobla el día con la noche,
la mirada taciturna ve girar el universo
no sé si caigo o me suspendo

La medicina está en mi alma
y si no hay alma, en la que invente,
y si caigo hay que caer
como Altazor a su silencio
a la morada involuntaria
al sueño germinal
para despertar en la tierra húmeda
con el susurro del rocío
alzar los brazos al cielo
perdonar
mi consuelo.