Te quiero

Te quiero porque quise quererte,
porque tus ojos reflejan las estrellas fugaces,
porque tu boca se alimenta del rojo de las fresas,
porque tu cabello se amalgama con el trigo
amarillo de la planicie,
porque tus caderas arrebatadas de fertilidad
me seducen con inquietante agresividad,
porque tus pies diminutos de dama oriental
pisan suavemente las baldosas de mi patio.

Te quiero porque quise quererte,
y sólo por eso te digo: no alejes tu cuerpo
del mio, ni tu sombra de mujer pequeña,
ni tu perfume de naturaleza silvestre.
No me dejes como elefante solitario,
como guepardo veloz que no alcanza su presa
y queda en el vacío, jadeante y frustrado.
Quédate conmigo y ámame con fruición,
y seamos dos aves monógamas
que viven para siempre en la libertad del amor.