Era

poema de Agustin P.

Acostado y firme a mi almohada, humeda, por mis largas lagrimas, entendí que era mas que aquella botella de vino.

Era más que tu cuerpo lindo.
Yo era una luz para tí.

Era paz, tranquilidad, amabilidad y humildad.
Era una una persona en quien confiar.

Era tu tiempo y tu disposición, era una sonrisa.

Era felicidad, una buena charla y una mirada honesta.

En tí no lo encontré.

Ahora entiendo que te llevaste un poco de mí.

Hoy ya no soy, solo era.