No escribimos como hablamos, ni hablamos como escribimos

Pregonan que siempre somos lo que hablamos,
Ignorando que nadie habla tal como escribe y viceversa,
Jamás podremos ponderar si sea más fácil hablar como se escribe,
En vez de escribir tal como se hable,
Ninguna de estas virtudes posee estándares definidos;
Existen personas que hablan mejor de lo que escriben,
Otras escriben mejor de lo que hablan,
Pocas hablan y escriben de manera equitativa,
Muchas no hablan ni escriben magistralmente.

Solemos encontrar mitómanos y profanos oradores bien argumentados al hablar,
Aunque existen eruditos y omniscientes con poca elocuencia para hacerlo,
Aquellos que nada tienen por perder pueden salir airosos en el intento,
Mientras quienes poco arriesgan, terminan callando y aplaudiendo al jactancioso.

Muchos de los que mejor escriben
Pueden ser los más recatados y poco comunicativos,
Encontrando en la tranquila escritura
El remedio para expresar todo lo que reprimen.

También es común ver muchas personas,
Quienes escriben lo que pudieran divulgar,
Pero nunca encontrarán a quien decírselo,
Porque no entenderían su modo de exponerlo.

Hablar como se escribe, no es sólo cuestión de querer realizarlo,
También hay que encontrar personas y circunstancias propicias para hacerlo,
No siempre será porque no pueda lograrse,
Sino porque los medios nos impiden conseguirlo.

Existen personas que pueden escribir durante diez minutos
Lo que jamás lograrían argumentar en uno solo,
Mientras conocemos otras que argumentarían durante diez minutos
Lo que no podrían escribir en uno solo.

Cuando escribimos tenemos tiempo de organizar un impecable repertorio,
Pero cuando hablamos debemos improvisar a la deriva,
Las ideas surgen de diferentes maneras,
Debiendo ser analizadas de formas distintas.

A veces nos impresionamos, hablando cosas que no podríamos modular con escritura,
Igualmente, podemos escribir cosas que nunca acondicionaríamos a lo hablado,
Lo mejor es disfrutar de cada una de esas experiencias en su momento,
Encontrándoles su mejor lucidez en cada circunstancia específica.

Todo lo que se habla es porque en algún momento fue escrito en nuestra mente,
Y todo lo que se escribe es porque en algún momento lo habló nuestra mente,
Entonces, lo normal sería que no hablemos como escribamos ni escribamos tal como hablemos.